miércoles, 7 de mayo de 2008

CLAUDIO DÍAZ, EL PERIODISTA QUE RENUNCIÓ A CLARIN

“Clarín pega o suaviza, depende de lo que obtenga”

A fines de abril, el periodista porteño Claudio Díaz renunció a su trabajo en el diario Clarín. Y a través de un correo electrónico que recorrió toda Argentina, explicó el porqué de su dimisión, vinculada al tratamiento que el diario hizo del conflicto entre el agro y el gobierno.
La manipulación informativa y el pulpo económico que significa el gran grupo económico, según Díaz.



Claudio Díaz tiene 43 años y ejerce el oficio desde hace más de 20 años. En abril, cuando aún era empleado del diario Clarín, la revista Veintitrés le consultó, para un informe, acerca de su visión sobre los medios en la actualidad. Él respondió que nunca, como en este momento, había visto tanta decadencia en los medios periodísticos. “Yo dije que hoy estamos en presencia de algo que se podría llamar ‘mediocracia’, un gobierno de los medios paralelo al oficial. Y analicé que, así como sabemos de la existencia de poderes mundiales -que llamamos imperialismo- y elites que controlan casi toda la economías -a los cuales llamamos oligarquía-, hoy por hoy, tenemos que considerar que hay una oligarquía de los medios de comunicación”.

LA RENUNCIA
_ ¿Qué fue lo que pasó a partir de sus declaraciones?
_Cuando yo hago todas estas declaraciones se me vienen al humo. Uno de ellos es Julio Blanck (N. de la R: Secretario de Redacción de Clarín), porque yo además, en la entrevista de Veintitrés, incluí a él, a Nelson Castro, a Morales Sola y a otros en esa mediocracia, al Grupo Clarín en general. Y en el diario me dijeron que lo mío fue muy desleal, que si era empleado de Clarín no podía decir esas cosas, me pidieron explicaciones. Ricardo Roa, el segundo en la línea editorial, me mandó a decir a través de mi jefe que lo que pasaba era una barbaridad, que era una “patada en los h…” lo que yo le había dado al diario. Yo les di mis argumentos. Y ellos decían que yo había sido desleal. A las pocas horas tomaron dos medidas: primero, no darme unas vacaciones que ya tenía autorizadas y al mismo tiempo, dieron la orden de arriba de que no iba a poder escribir más las notas que yo hacía, que, aclaro, no eran notas de política. Yo pertenecía a lo que es Información General y escribía en un suplemento en el Oeste del Gran Buenos Aires. Y me dijeron que me dedicara a escribir notas blandas. Y el ejemplo es cómico: la última nota que hice fue sobre el boom de los peloteros en los festejos de cumpleaños. Yo, frente a esa situación, decidí renunciar en el mismo correo que le mandé a la cúpula de Clarín, donde expreso lo que creo del diario y el Grupo. Y tuvo una gran repercusión. Ya llevo más de 630 correos en los últimos tres días, de toda la Argentina. Es maravilloso. Yo mandé la carta el jueves (17 de abril), para avisar que el viernes era mi último día, y cuando llegué el viernes todos mis compañeros, e inclusive algunos jefes de sección, me aplaudieron.

_ Es decir que lo que le pasó a usted es la sensación de varios de los que están ahí adentro.
_ Sí. Personalmente y también por correo me dijeron que se habían sentido representados por lo que yo dije. Además, por muchas circunstancias lógicas y comprensibles no pueden decir lo que dije.

LA MANIPULACIÓN
_ En su carta, usted habla de la manipulación informativa que hizo Clarín del conflicto gobierno – agro, ¿a qué se refiere concretamente?
_ Lo de la demonización y la manipulación informativa, Clarín lo viene practicando hace bastante. La demonización la comenzaron a crear con el famoso ‘semáforo’ que aparece todos los días en la página 2. Si advertís, el rojo es sinónimo de parar, de parar al tipo, está asociado a lo grave, a lo sanguinario. Yo hice una estadística y en un año, en el rojo habían aparecido, como si fuera un ranking, 14 veces Moyano, 9 veces D’Elia, 8 veces Chávez, 8 veces el presidente de Irán y 5 veces Fidel Castro. Son siempre los mismos, los demonios de la humanidad a los que hay combatir. En el verde, que es todo lo contrario, aparecen Carrió, Zapatero, los símbolos de los discursos que tiene Clarín: progresista en lo político y liberal y anti nacional en lo económico. Esa es la línea de Clarín. Esa demonización se traslada también a las notas. Y la manipulación, en el caso del conflicto con el ‘campo’ -es decir, del lock out patronal de la Sociedad Rural y los grandes terratenientes que aprovecharon para mandar al frente a los productores agropecuarios- Clarín informó hasta el mínimo detalle la agresión de D’Elia en Plaza de Mayo y el intento de Moyano de querer ir a la Ruta 2 de Entre Ríos para obligar a que levantaron el corte, pero nunca jamás le dio cabida a las agresiones de quienes hacían el lock out contra los que querían pasar, o el caso del hombre que murió porque no llegó al hospital en Córdoba, o los atentados -unos 18- contra colectivos y autos particulares. Una sola foto pequeña se publicó de cuando en Tucumán se arrojaban 100 mil litros de leche. Pero no se dijo nada de todas las frutas y las verduras que se arrojaron en Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe. Y sin embargo, otra vez uno encuentra que los demonios vuelven a ser Moyano y D’Elia. No se puede negar la trompada de D’Elia. Pero al mismo tiempo, en esa manera de desinformar que tienen, nunca se dijo que a D’Elia este hombre lo vino corriendo durante 30 metros diciéndole “negro de mierda, mercenario, vago, andá a trabajar”. Si a vos, si a mi, durante 30 metros te dicen eso, lo más probable es que reacciones. Ese fue el único acto de agresión que existió. Hay que hablar de una actuación totalmente deshonesta del supuesto ‘periodismo independiente’.

_ ¿Y cuál es el fin de Clarín para desinformar y manipular de esta forma? ¿Tan sólo económicos o los hay también políticos?
_Para mí, al gran interés económico histórico de Clarín se le suma el interés político. No tengo ninguna duda de que el Grupo Clarín está jugado, no me atrevería a hablar de golpe, no sé si hoy es viable, por el armado de la constitución de un gran entramado político económico financiero, bancado desde afuera con el fin de ir recortando el poder de este gobierno. El fin es influir cada vez más decididamente en el armado de modelo que ellos pretenden imponer en Argentina. Lo buscarán vía elecciones con algún candidato o no. A mi me parece que Clarín ya está claramente jugado. Clarín ya superó a La Nación como vocero de la oligarquía terrateniente. Y tiene una razón económica muy fuerte: desde hace 6 años viene organizando la Expo Agro, que es un negocio formidable, porque ellos se convierten en los intermediarios de la gran comercialización de todo el sector agro industrial, de donde se llevan una gran comisión. Ellos hablaron de que en la última Expo se habían hecho negocios por u$s 480 millones, que es lo que declaran. Y Clarín tiene una comisión de eso. Si ampliamos lo de Clarín como grupo económico, como grupo de presión y como grupo que hace lobby descaradamente, si lo resumimos, encontrás que con Alfonsín recibió Radio Mitre, con Menem Canal 13, con Duhalde la pesificación de la deuda y con Kirchner la fusión de Cablevisión y Multicanal y no consigue otras cosas que ahora le pide a Cristina, que son las licencias de 4 grandes canales de televisión y algunas emisoras radiales de Córdoba, Tucumán, Mendoza y Santa Fe. Con todos los presidentes Clarín pega o suaviza, depende de lo que obtenga.

_ En ese sentido, es curiosa la relación con Kirchner, que ha beneficiado al Grupo con la fusión que usted menciona y con la prórroga de las licencias de televisión que había concesionado el menemismo.
_ Kirchner creyó que con Clarín se pueden acordar cosas, que conviene negociar. Pero no es así: para ellos no existe la lealtad o la fidelidad. Un pacto es acordar, pero estos tipos te clavan puñales por la espalda sin problemas.

EL PERIODISMO
_ ¿Es posible pensar en un periodismo masivo, de gran llegada, y de alguna manera autónomo de los grandes intereses económicos? Pregunto en realidad si es factible construir un discurso social independiente de las presiones económicas.
_ Yo lo veo posible, quizás porque sigo creyendo en las utopías, aunque sea muy difícil. Hoy hay una oligarquía que domina y que está apoderada de la comunicación, de lo que se le dice a la gente. Pero todavía hay Pymes, pequeñas y medianas sociedades de la información que resisten, como ustedes. Cuesta llegar al gran público, pero viene creciendo. Y también es muy bueno el hecho de que la herramienta que creó este sistema de dominación, Internet, se le puede volver en contra. El ejemplo de lo que me pasó a mi es muy claro.

_Al cierre de esta edición, las negociaciones con el campo no avanzan. ¿Avanzarán las del gobierno y Clarín?
_En este momento, a esta hora, yo me imagino, o es mi esperanza, que el gobierno debe estar reunido como si fuera Cuestión de Estado, pensando lo que significa el Grupo Clarín y toda esta mediocracia. La pregunta es sobre si se jugarán a fondo o a dos aguas. Si juegan a dos aguas, no les va a ir bien. Con esta gente hay que ir a cara de perro, porque ellos vienen a cara de perro. Tengo la esperanza, más allá de las presiones, de que entiendan de que no hay forma de negociar con esta gente. Sino, estamos perdidos.

_ ¿Pero hay voluntad política del gobierno de hacerle frente a este problema?
_ Por algunos gestos sí, pero no son contundentes. Algunas señales: llamaron a diferentes sectores por el tema de la nueva Ley de Radiodifusión. Si esto es ‘pour le gallerie’, para la tribuna, van a dar un mal paso. Si realmente responde a que se dieron cuenta de que hay que cambiar las cosas, bienvenido.

_Una reforma de la Ley es una forma de poner freno a las corporaciones.
_Depende el tipo de reforma, porque el lobby ellos ya lo empezaron a hacer. A lo mejor se hace una reforma para darle oportunidad de tener medios a las Universidades, a los sindicatos, a las sociedades vecinales, pero sin discutirse la gran torta del negocio mediático. Hay que ver hasta dónde se puede avanzar. Por la relación de fuerzas no creo que mañana nos vayamos a desayunar con que se le quitan todas las concesiones al Grupo Clarín. Pero espero algo que equilibre las cosas.


RECUADRO
QUIÉN ES
Autor del libro “Manual del antiperonista ilustrado”, Claudio Díaz ganó en 1989 el premio latinoamericano de periodismo José Martí por una serie de artículos publicados en La Razón sobre las sectas evangélicas financiadas por los Estados Unidos. Además, fue fundador de la FM Haedo, ganador del “Martín Fierro” como integrante del equipo periodístico de radio Mitre, ex integrante de la Red Informativa de TE LE FE y colaborador de la revista “El Periodista”. También trabajó en los diarios “Crónica”, “La Razón” y desde el 2001 hasta el mes pasado en Clarín.


RECUADRO
QUÉ DIJO
“Hace más de 20 años que ejerzo el oficio de periodista; conozco perfectamente los condicionamientos que nos ponen para atenuar o directamente diluir nuestra vocación de contar y decir las cosas como uno cree que son, aun a riesgo de equivocarse.
En fin, en casi todos lados he comprobado que una cosa es la libertad de prensa y otra la libertad de empresa. Pero lo que viví en Clarín en los últimos tiempos superó todo. Ya no tengo estómago para tragarme las cosas que hace este diario en nombre del periodismo”.

Fragmento de la carta de renuncia de Claudio Díaz que circuló masivamente por correo electrónico.

JORGE ARDHÚ

Las manos mágicas

Más conocido como ‘El fantasista del teclado’, Jorge Ardhú, con 84 años de vida y una trayectoria tanguera única en Córdoba, aún no se considera retirado.
Y mientras prepara su vuelta para sí decir adiós, conversó con Matices de aquellos años felices que sus manos mágicas construyeron a puro 2 x 4.



El muchacho de Las Junturas. El hombre insigne del tango mediterráneo. Un mito viviente de la música ciudadana. El paradigma del piano. El de la orquesta que conquistó Japón. El músico de las giras interminables por cada pueblito de Argentina. El hombre que hizo bailar a la familia entera en el club de cada barrio. El Fantasista del teclado. Las manos mágicas. Son sólo algunas de las definiciones, escuetas, imprecisas, incompletas, que le caben a Jorge Ardhú, la referencia de mayor peso del tango en Córdoba.

ARDHÚ Y EL PIANO
Ardhú ya transita los 84 años. Y anda con algunos problemas auditivos que, momentáneamente, lo han alejado del escenario. En el living de su casa reina, como indica el sentido común, un piano. Pero no es cualquier piano. Es, claro, el piano que Jorge Ardhú compró en Santiago del Estero hace 40 años, un Rönisch de $250 mil de aquellos días. Como él, su piano tiene una larga historia. Por lo que el valor actualizado seguramente supera largamente al de hace 4 décadas. “Está en perfectas condiciones”, cuenta Ardhú, que lo mira como se mira al menor compañero. O a una amante. Sólo alguna afinación y lustrado, dice que le hizo. Y el cuenta como quien comparte los sonidos de quien mejor lo entiende. Porque es mutuo el afecto: el piano es quien más entiende de sus energías, en sus fortalezas y de sus debilidades; y Jorge Ardhú es quien más sabe de piano y tango en esta provincia sin puerto.

El Rönisch no vive solo en esta casa de pianos. Ardhú tiene dos más. Uno de ellos, chuiquito, para poder transportarlo, “porque ya no hay más pianos en los clubes, y si tienen, lo tienen atrás del escenario, todo apolillado. Ha caído en desuso porque no hay más orquestas de tango y los conjuntos de cuarteto ponen un teclado”. Al otro piano se lo regalaron sus máximos admiradores, los japoneses. “Tiene 84 teclas, con un parlantito incluido. Pero lo toco poco porque no me gusta, es muy liviano, el teclado es muy liviano. Acostumbrado a la presión de estos pianos –mira su Rönisch-, tengo miedo de perder un poco la fuerza de las manos. Ahí lo tengo, para regalárselo a algún nieto”, cuenta, sin dejar de mover las manos. Porque cuando cuenta, también toca. Vicios del oficio.

ARDHÚ Y LAS GIRAS
Jorge Ardhú ha cumplido, recientemente, 58 años con la música. Y decir 58 años con la música, en Jorge Ardhú, no es tan solo decir que ha tocado y grabado y ha hecho bailar. Los 58 años de la música de Ardhú hablan, primeramente, de giras. Interminables. Agotadoras. Giras por los caminos de la Argentina intransitable. Giras inolvidables.
“Hace 58 años que estoy con la orquesta –cuenta- Y durante 27 años hice giras, de acá hasta Pocitos, en Bolivia y después para abajo, al Sur. Todos los días, de martes a domingo tocando y descansaba el lunes. La primer gira me la programó un representante. Y después se fue y la empecé a programar yo. Entonces primero me hacía 10 mil kilómetros solo en el auto, a veces acompañado, para hacer los contratos. Y después sí salíamos a tocar. Viajábamos 14 personas en el ómnibus, mientras mi familia me esperaba en Córdoba Hacíamos típica, característica, de todo. Arriba del ómnibus llevaba el piano chiquito y el sonido. Por el 52’, cuando salíamos, desde Capilla del Monte para arriba no había nada de pavimento y nos empantanábamos, buscamos tractores para salir del barro, era todo una aventura.”

De aquellos años, Ardhú confiesa extrañar, sobre todo, a la gente. Y aún más, a la gente del Norte, “porque éramos como de la familia. En La Rioja, si llovía y se suspendía, no les cobraba nada. Y si era al revés, y necesitaban salir a buscar plata, yo les decía que me dieran lo que tenían. Y por eso siempre me esperaban. Nunca nadie me dejó de cumplir. Éramos como hermanos, firmaba contrato ahí nomás. Tocábamos en los clubes, arriba de los acoplados…” rememora y marca la diferencia: “En Buenos Aires era distinto. Cuando íbamos a actuar venía una persona que no nos conocía. Pagaban antes de empezar a tocar y no había problemas, pero no era lo mismo. Siempre en el Norte ganaba menos de lo pensado, pero el cariño era distinto”.

Las giras duraban largo rato: 45 días para hacer bailar a madia Argentina.. “Yo de acá salía con una programación más o menos armada. Cruz del Eje, Chamical, La Rioja, Aimogasta, Tinogasta, Belén, Andalgalá, hasta que llegaba a los ingenios de Tucumán, a Rosario de la Frontera, Metán, Jujuy, Ledesma. En los pueblos chicos le daba los días de semana, y cuando llegaban los viernes empezábamos a buscar una ciudad. Los lunes teníamos franco, pero gustaba tanto la orquesta que a veces nos pedían tocar los lunes, y los muchachos de la orquesta aceptaban”.
Y cuando habla de los muchachos, habla de ellos: 4 bandoneones, 4 violines, su piano, el contrabajo, los dos cantores y el locutor. Un equipo. Miles de historias.

ARDHÚ Y JAPÓN
El fantasista enmudeció a varios. Pero a ninguno como a los japonenes. Al país del sol naciente viajó invitado 3 veces –en los años 90’, 92’ y 94’- y allí se quedó dos meses cada vez. “Vivía en Tokio. Para mi, mire, estuve tocando en Italia, en Panamá, en Portugal, en Granada, en Madrid, en Miami, pero Japón es lo máximo, por la disciplina. Los pianos tocan solos por la calidad que tienen. El sonido, para qué. No ponen una pared llena de parlantes, sólo un parlante chiquito así de cada lado. Yo hice un programa para una cadena de televisión que llegaba a todo el país. Tocamos 22 piezas para televisión, cuando en Argentina no hacíamos más de 3 o 4 piezas. Once y once, un poquito de descanso en el medio. Estábamos todos cansado. Y para el final dejé los dos temas más difíciles, El vuelo del moscardón, que lo hacía a gran velocidad –lo imita con su voz- y otro más. Y largué con alguna fallita de entrada, pero fue rápido. Y después se fue una nota con el violín arriba. Y la íbamos a repetir porque nosotros queríamos, sin creer que se había notado. Pero vino el operador japonés a decirnos que lo hiciéramos de nuevo porque él se había dado cuenta de estos dos errorcitos. Saben todo. Exacto. Después salió perfecto. Japón es el que más me gusta” asegura, y confiesa no saber una sola palabra del idioma nipón. Pero no hace falta: ellos aprendieron algo de cordobés.

ARDHÚ Y SUS ESTUDIOS
El niño que se fue de Las Junturas a Villa María apenas tenía 5to grado cuando el trabajo se volvió parte de su ser en forma obligada, “hice hasta 5to grado en mi pueblo, hasta ahí llegué. El colegio se terminó para mi a los 10 años” cuenta. Hijo de un matrimonio sirio, su padre poco quiso saber cuando le ofrecieron, aún siendo un niño, empezar a hacer lo que mejor sabe. “De mi pueblo me iba a Villa María en tren a trabajar para una orquesta, apenas tocaba, tenía 12 años. Cuando tuve 14, esta gente me buscó un trabajo en Villa María. Yo le pregunté a mi padre y él no quería saber nada. Pero me fui. Trabajé en la tienda El Crack, donde paraba el ABLO, el colectivo”, rememora y reconoce que, mientras, seguía aprendiendo los secretos del teclado, para convertirse en su fantasista número uno.

Ardhú, pese a ese comienzo duro de niño que tenía que ganarse el pan, años después se recibió en el Conservatoria Provincial. “Siempre me gustó estudiar y tocar. Pero nunca pensé que iba a vivir de la música” acepta y cuenta que cuando se vino a Córdoba, en la década del 40’, comenzó sus estudios en el Conservatoria , que dejó en el ‘49, “lo dejé en 5to año, porque empecé con la orquesta el 1 de noviembre de 1949. Y en el año 67, después de 17 años con la orquesta y con un nombre ya, volví para tener el título. Estudié día y noche, cuando la calle Chacabuco era angosta, ahí tenía una pieza y el piano que traje de mi pueblo y estudiaba y estudiaba todo el día. Rendí en el Teatro San Martín con público” cuenta hoy, sin antes reconocer que el exámen final, a pesar de tener más escenario que cualquier jurado, lo tuvo a maltraer. “La técnica la tenía, estudié tanto que estaba afinado, afinado. Pero fui a ver a Valentinucci, un pianista muy bueno pero medio piantado, quería que me escuchara para saber si estaba en condiciones de rendir, yo tenía un nombre y no quería que me vaya mal . Pero tocaba él y no me escuchaba y me preguntaba a mi qué me parecía. Así que lo fui a ver al Director del Conservatorio, le dije que no quería pasar papelones. Me aprobó él y después otros y por fin fui al Teatro. Y el jurado eran todos los que sabían tocar conmigo. Hice de cuenta como si estuviera en mi casa, solo en una pieza, como me habían dicho. Saqué ‘10 felicitado””, recuerda, orgulloso.
Año después, estudió, en la Escuela de Artes, Armonía y Composición. “Una de las materias era Historia de la cultura y de las artes., pero yo había ido hasta 5to grado, y tenía que estudiar con el diccionario al lado. La dejé cuando me faltaba un año, con la giras no podía más”.

ARDHÚ Y LA GLORIAS
Mientras repasa su historia, se reconoce en las imágenes borrosas en blanco y negro que lo unen en abrazos a Antonio Carrizo, Aníbal Troilo, Heraldo Bosio, Miguelito Gelfor, Edgardo Donato, Carlos Di Sarli, Roberto Galán, Miguel Di Blasio, Pedro Martos, Cacho Fontana, Alberto Castillo, Floreal Ruiz, Ariel Ramírez y tantos otros con los que compartió, siendo un pibe, su consagración como fantasista. Alguna publicación reproduce los afiches que lo presentaban en cada pueblo y en cada baile, donde es, entre otras cosas, un “destacado directos típico” o “el cordobés que conquistó Buenos Aires”, según la revista Grandes Valores del Tango. También el recuerdo de “los extraordinarios bailes de carnaval con Jorge Ardhú” en Redes Cordobesas, en Rieles, en Atenas, Belgrano o Instituto.

Su paso por Buenos Aires, prolongado en el tiempo hasta que desitió por las presiones de la gran ciudad, son recordados en la Programación de Radio El Mundo, de la que fue parte estable durante unos meses. Allí compartía cartel con Petrona C. De Gandulfo, que tenía su programa al mediodía, mientras Ardhú largaba en vivo a las 15.05 horas. El genial Aníbal Troilo venía más tarde: 19.30. También los Quilla Huasi, la orquesta de Juan D’Arienzo, Raúl Lavié y Edmundo Rivero eran de la partida. Estrellas en el firmamento porteño con los que toco también en Radio Splendid y aquellos salones inolvidables: Marabú, Salón La Argentina, Richmond Esmeralda y tantos otros.

“Con Piazzola –cuenta Ardhú- tuve una relación muy linda. Yo en la orquesta lo tenía a Bardaro, ‘Bardarito’, que había estado con Piazzola. Y un día voy con él al Marabú, a escucharlo a Di Sarli, que tocaba con una orquesta grande. Y ahí salimos y ‘Bardarito’ se encontró con Piazolla, y éste nos invitó a su pieza a escuchar unas cosas que había grabado en Estados Unidos, un disco de pasta que escuchamos en un lugar chuiquito. Y lo puso muy fuerte, porque a él le gustaba así. Ahí lo conocí. Y después actuamos juntos durante muchas noches, junto a Edmundo Riveros y Pontier, junto a Julio Sosa, que volvía loca la gente. Esas noches, el director era Antonio Carrizo. Pero había muchas presiones en Buenos Aires...” confiesa, y cuenta: “Yo tenía tres programas por semana en cadena. Y los escuchaba el país. Y un domingo me ofrecieron reemplazar a D’Arienzo, que no salía porque había pedido demasiado. Pero cuando D’Arienzo se enteró de que iba yo en su reemplazo, dijo ‘¿ése, que viene del campo? No, voy yo’, y toco él. Contra eso tenía que luchar. Por ser del Interior. Vestían como dandys los tipos, tenían una presencia... Había que luchar contra eso. Si me hubiera quedado en Buenos Aires, de a poquito me hubiera metido” acepta, pero no disimula que a ese éxito no lo hubieran superado jamás sus giras por el país entero ni los logros ganados en cada pago chico corazón grande.

A su relación con Piazzola no podía faltarle una historia con Pichuco: “Cuando yo estaba en Radio El Mundo, Troilo estaba en Radio Belgrano, hasta que volvió a El Mundo. Y yo le di la bienvenida con la orquesta: 6 violines, 4 bandoneones, piano y contrabajo. Toque 2 temas y después entró Troilo con un orquestón. Al final lo felicito, pero el me dice: ‘No, yo te felicito a vos, que sos joven, está muy bien tu orquesta. Ya te voy a invitar a casa a comer un asado’” recuerda Ardhú, y dice, entre risas: “Todavía lo estoy esperando”.

ARDHÚ Y SU RETIRADA
Cuenta, entre las plaquetas del Glostora Tango Club y la de Ciudadano Ilustre de Las Junturas, que desde hace 5 ó 6 años se le dificulta escuchar las notas del piano. Y lamenta, al lado del Premio Municipal Jerónimo de Luis de Cabrera, que ya hace un año que no hace presentaciones. “Todos los días hago un poco de estudio” reconoce. Está a la espera de un aparatito que le permitirá escuchar mejor, cuenta apoyado entre los bronces que lo nombran Ciudadano Ilustre de esta ciudad y Distinguido Visitante de Florida. Un aparatito que le devolverá el alma al cuerpo, o, mejor aún, la audición a las manos. Porque Ardhú escucha y siente con las manos. Por eso hace 3años la Cámara de Diputados de la Nación le dio el premio Mayor Notable Argentino. Porque Ardhú escucha y siente con sus manos mágicas.

_ ¿Y hasta cuándo piensa seguir trabajando?
_ Yo tenía pensado retirarme. Pero quería retirarme así: con un espectáculo grande en teatros de Río Cuarto, San Francisco, Villa María y terminar en el San Martín. Y ahí despedirme. Puede ser en el 2008, o el año que viene. Pero quiero que sea así.

Para el Festival de Tango de la Falda, en el invierno, dice que va a estar. Sabe, o cree, que no va a escuchar más como antes, pero que escuchando un poquito a él le basta. “Tengo algunas contras por no escuchar –explica, como si fuera necesario- estoy como deprimido porque no voy a poder escuchar mis discos, estoy un poco bajoneado. Estoy como triste porque pienso que no voy a poder grabar más...”, dice, acaso sin saber que Ardhú ya está grabado a fuego, por siempre, en la Córdoba de los ídolos populares.

Reordenamiento institucional del sistema político en Venezuela

¿Hacia una nueva democracia venezolana o hacia la instalación de un régimen de partido único?

Hipótesis: Las transformaciones, reestructuraciones y reordenamientos institucionales realizados en Venezuela desde 1999 a esta parte expresan una nueva manera de expresión y gestión democrática.

Objetivos
General:
Analizar el sistema político de Venezuela y su re institucionalización en el lapso comprendido entre 1998 y 2007.

Específicos:
Ensayar, desde una perspectiva histórica, el sistema político venezolano desde la década del 50’.
Observar las consecuencias políticas derivadas del llamado “Puntofijismo” o “democracia puntofijista” o “sistema populista de conciliación de elites”.
Comparar los cambios y continuidades introducidos por el actual gobierno en el sistema político y más precisamente, en la Constitución venezolana.
Definir el concepto de ‘institucionalidad’ en una república de orden democrático liberal.
Precisar el concepto de ‘institucionalidad’ en el sistema político venezolano.
Analizar el actual sistema de partidos venezolano.
Puntualizar el concepto de democracia participativa en Venezuela.
Determinar los mecanismos de participación en el sistema político venezolano.
Contrastar los mecanismos de participación en la actual democracia venezolana con los de la democracia representativa reinantes antes de la irrupción del actual régimen.

Justificación:
Los sistemas políticos de América latina han sufrido, en el último decenio, una serie de transformaciones no equiparables a ninguna otra región del mundo. Dentro de este grupo, los países andinos se han visto movilizados de manera abrupta, conflictiva e inestable por nuevos líderes, nuevos movimientos y nuevos modos de entender al régimen democrático liberal y representativo. Incluso, este régimen ha sido objeto de cuestionamiento por parte de movimientos sociales y políticos.
Los dos países que encabezan este movimiento de manera oficial y desde el poder real, legal y legítimo son, precisamente, Venezuela y Bolivia. Aquí nos interesará concentrarnos en el primer caso. Más puntualmente, nos interesará analizar el sistema político venezolano instalado desde la asunción al poder de su actual presidente, Hugo Chávez Fría. Mucho se ha dicho y aún se continúa diciendo del hombre que encabeza la autollamada “Revolución Bolivariana”, tanto desde los medios periodísticos como desde los círculos académicos. En nuestro caso, nos centraremos en lo que se han dado en llamar los “problemas institucionales” que acarrea la República, o bien, la re institucionalización que el país está llevando a cabo a partir de la asunción del nuevo régimen.
Nos interesa analizar la desinstitucionalización o la irrupción de un nuevo orden democrático para verificar si lo acontecido en el sistema político venezolano obedece a, precisamente, la instalación de una nueva democracia – de tipo participativo como se ha autotitulado o como la podamos redefinir al final de este trabajo- o la repetición, en América latina, de los usos y abusos del poder por parte un líder carismático con base y apoyo popular.

Para esto, nos concentraremos primero en un análisis histórico del sistema político venezolano durante todo el siglo XX, haciendo hincapié en lo sucedido en el país caribeño desde 1958 en adelante, año en que se instaló en la República lo que se conoce como el “Puntofijismo”, régimen de hegemonía bipartidista que duró hasta la década del 90’, asediado por las crisis económicas, sociales y políticas que castigaron y empobrecieron a Venezuela.
Tras ello, y ya adentrados en el análisis del sistema política actual venezolano, haremos hincapié en los cambios y continuidades que el nuevo régimen introdujo en el sistema político y más precisamente, en la reformada Constitución venezolana. De esta última, nos interesará verificar la correspondencia de los elementos introducidos con el nuevo presunto tipo de democracia ejercida en el país presidido por Hugo Chávez Frías.
Con ello, revisaremos los conceptos de ‘instituciones’ e ‘institucionalidad’ dados en el mundo occidental y en los sistemas políticos de orden democrático liberal, para contraponerlos con los gestados en nuestro país de análisis.
Por último, intentaremos extraer de allí la respuesta a nuestra pregunta: ¿re institucionalización para una nueva democracia o instalación de un régimen de partido único basado en el poder personalista de un líder carismático? A dilucidar este planteo iremos.

Introducción:
Venezuela estuvo gobernada durante unos 40 años por lo que se dio en llamar “el Puntofijismo”, nombre derivado del Pacto de Punto Fijo, firmado el de 31 de octubre de 1958, tras la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez. En aquel pacto, los partidos políticos venezolanos –el socialdemócrata Acción Democrática, la demócrata-cristiana COPEI y la izquierda Unión Republicana Democrática- “asumieron la necesidad de llegar a un consenso acerca de unas nuevas reglas del juego democrático” , de modo tal que fuera posible, mediante acuerdos programáticos, hacer factible un orden democrático que se negaba sistemáticamente en los demás países de la región.
De este modo, y en los años subsiguientes, Venezuela se transformó en un país de un fuerte bipartidismo, también llamado por Juan Carlos Rey como sistema populista de conciliación de elites, “que logró garantizar a los partidos políticos, las fuerzas armadas, la iglesia, los sectores empresariales y sindicales y las asociaciones gremiales que sus intereses no serían afectados por la aplicación de la regla de la mayoría en la formulación de políticas públicas. La toma de decisiones se basó en la unanimidad y en la creación de un sistema de participación y representación semicorporativo”.

A raíz del Pacto de Punto Fijo se dictó la Constitución de 1961, que definía al gobierno de Venezuela como un régimen “democrático, representativo, responsable y alternativo”. Además, la Carta Magna hacía hincapié en el carácter puramente representativo de la democracia –sin ir más lejos, se restringía el ejercicio directo de la soberanía exclusivamente al sufragio-. “Las oportunidades para la participación política por vías no partidistas eran escasas” señala Ángel Álvarez, ya que entre 1961 y 1998, “se privilegió el equilibrio y la negociación entre los partidos más importantes antes de la competencia pluralista entre grupos sociales y mucho más aún que la participación popular” . Esto derivó en una modelo de Estado que “incentivó prácticas que reforzaron un elitismo poco competitivo y poco plural” .

De la misma manera define al régimen Miriam Kornblith: Hegemonía partidista, cuyas prácticas privilegiaron la negociación y distribución del poder entre los partidos políticos de mayor relevancia . Si bien, como señala Álvarez, la despartidización de la política y la apertura de nuevos canales de participación directa de la sociedad fueron banderas de algunas elites ilustradas desde los 70’, estas no tuvieron un asidero real hasta la crisis que asestó a Venezuela a fines de la década del 90’. Concretamente, tras el llamado “Caracazo” de 1989, revuelta que acabo con el líder adeco Carlos Andrés Pérez, “las elites políticas intentaron algunas reformas legislativas con el fin de superar la crisis de respaldo popular, conservando y fortaleciendo la vigencia de la Constitución de 1961 y reforzando a los partidos y las instituciones de la democracia representativa” . No obstante, las reformas institucionales en el marco del régimen que había generado el descontento fueron, claramente, equivocadas.

Para entonces, un diagnóstico de la Comisión presidencial para la Reforma del Estado (COPRE) creada en 1985 por el presidente Jaime Lusinchi para revertir el descontento popular, decía que la excesiva partidización de la sociedad y del Estado, la insuficiencia de los mecanismos de participación –nulos en la Constitución vigente- y la casi inexistencia de medios de control de los representantes, separaron a los partidos de la sociedad. Igual diagnóstico realizan Álvarez -la invasión de los partidos en todas las esferas de la vida social, el excesivo nivel de impunidad y corrupción en ámbitos del Estado y un marco constitucional controlado por los partidos para preservar el sistema político representativo y centralista - y Kornblith -centralismo extremo, dominio de la dinámica político electoral por parte de AD y COPEI y toma de decisiones públicas mediatizada- .
A partir de esto, se sucedieron una serie de hechos vinculados a la debacle político económica que derivaron en la actual coyuntura: Programa de ajustes económicos en 1989, estallido social en febrero del mismo año; intento de Golpe de Estado en febrero y en noviembre de 1992, destitución de Carlos Andrés Pérez en mayo de 1993 por cargos de peculado y malversación de fondos públicos, elección de Rafael Caldera –uno de los padres del puntofijismo- por fuera del bipartidismo en 1993, crisis financiera y bancaria en 1994 y un nuevo ajuste en 1996. El cierre de este círculo se dio con la elección como presidente de Hugo Chávez en diciembre de 1998.

En 1999, luego del triunfo de Chávez, “comenzó un proceso intencionalmente dirigido a desmontar la democracia representativa y de partidos, plasmada en la Constitución de 1961, a fin de crear un nuevo orden político democrático definido como ‘social, de justicia, participativo y protagónico’, en el cual los partidos no juegan ningún papel trascendente e incluso, desaparecen del texto constitucional” . Así, y de modo muy resumido, podemos argüir que Venezuela ha pasado de una democracia representativa con fuerte hegemonía partidista a un régimen que se dice de nuevo tipo, original e inédito, pero que también está marcado por un fuerte multipartidismo inestable, “caracterizado por un pluralismo extremo y por la desinstitucionalización y personalización del sistema” .
En ese sentido, Manuel Alcántara Sáez define las actuales circunstancias venezolanas como un sistema “multipartidista extremo, al igual que Brasil, Bolivia y Ecuador”, países que lideran la profunda crisis del universo partidista latinoamericano.
Y si bien el gobierno venezolano se define, vía la nueva Constitución, “democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”, no pocos autores señalan la fuerte desinstitucionalización generada a partir de la degradación de la democracia representativa -a tal punto que los partidos políticos desaparecen del texto constitucional y sólo se mencionan “asociaciones con fines políticos”-.
“La reducción de los espacios correspondientes a la democracia representativa se expresas en un debilitamiento de sus instituciones, estructuras y reglas fundamentales. Ello queda particularmente expresado en el reforzamiento del presidencialismo y en el desequilibrio de poder que caracteriza al actual diseño institucional” señala Kornblith. Para la autora, las potencialidades de los nuevos mecanismos tiene poca viabilidad “en sistemas partidistas frágiles ”.

No obstante, antes la recurrente crítica vinculada a la llamada desinstitucionalización, Luis Bonilla Molina asegura que pocos lograron entender que se estaban probando dinámicas, procedimientos, modelos de actuación e indicadores de logro que modelaran la nueva institucionalidad, pues habría nuevos niveles de participación que obligan a darle paso a la nueva vinculación entre Estado y ciudadanía. “La nueva institucionalidad es de transición (y) debe erigirse aún entre la tensión que le es propia a dinámicas jurídicas, organizacionales, conceptuales, operacionales y paradigmáticas contradictorias” .

Frente a esto, cabe preguntarse acerca de la necesidad de fortalecer las instituciones –las mismas que sirvieron de base legal al fracasado sistema- o generar una nueva manera de reinstitucionalizar el país a partir de la nueva realidad socio político.

Para Ancántara Sáez, el concepto de institucionalización se define como un proceso de rutinización de pautas de comportamiento. Y dado que las pautas sociales se modifican invariablemente –y más aún tras una crisis en todos los estamentos de la vida política de un país- “existen diferentes niveles de madurez en el camino hacia la institucionalización” . Algo que se explica más aún si se conciben a las instituciones “como el conjunto de normas, regulaciones, procedimientos y prácticas rutinarias que se realizan en el sistema político” .
Y si tenemos en cuenta que la Constitución venezolana “consagra nuevas reglas, nuevos actores y nuevas instituciones para hacer viable este nuevo orden”, a saber: plesbiscito, iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, referencia consulta popular, revocatoria, cabildo abierto y asamblea de ciudadanos y ciudadanas, sería oportuno repensar las categorías impuestas por las democracias de corte liberal y verificar si éstas son clasificables en este nuevo tipo de orden político que, en algún punto, se ha dado en llamar posdemocracia .
Es decir, replantear lo propuesto por Guillermo O’Donnell acerca del grado de institucionalización como unidad de medida de la consolidación de democracia, si lo que está viviendo el sistema político en cuestión es una reinstitucionalización sobre las viejas bases institucionales.













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