martes, 4 de diciembre de 2007

NORMA MORANDINI

“En el Congreso funciona la prepotencia de la mayoría”

Recién alejada del bloque juecista en la Cámara de Diputados, Norma Morandini repasa sus dos primeros años como Diputada Nacional, explica su alejamiento del bloque y da cuenta de las trabas que se viven en el Congreso Nacional.



“EL CONGRESO NO CUMPLE SU FUNCIÓN”
Involucrada de lleno en los temas ambientales que inundan la problemática local y nacional, la periodista Norma Morandini –que estrena bloque unipersonal por estos días, tras su alejamiento de la bancada juecista- acaba de editar su segundo balance anual sobre su función pública. Balance que no sabe cómo presentar en sociedad, “porque en la presentación del primero no fue nadie”, dice.
“Hay un puente roto –agrega rápidamente -, efectivamente el Congreso está herido, no digo de muerte, pero no cumple con su función de contralor y se lo reduce al que hace las leyes. En realidad, lo que no está haciendo es el control al Ejecutivo, porque no responden los pedidos de informes”.

_Entre esos pedidos, estuvo el suyo referido al funcionamiento del Correo el 2 de septiembre.
_Sí, y en ese caso me respondieron como ciudadana y no como diputada. Eso hay que atenderlo. Lo respondieron cuando adapté las mismas preguntas como ciudadana. Y ahí llegó la respuesta. Esa es una buena noticia si la gente acciona como ciudadana pero es mala porque demuestra cómo la institución está herida, porque no cumple con lo que tiene que cumplir. De todos modos, yo digo siembre que si uno entiende de dónde viene -la crisis del 2001-, no nos tendríamos que asustar, siempre y cuando no perdiéramos la definición del Congreso; es decir, si supiéramos que estamos ahí para dar el debate.

_Cómo es concretamente, en el día a día, el trabajo en el Congreso.
_Se tratan mayormente los proyectos del oficialismo y los nuestros van quedando, les ponen trabas. Lo que funciona es la prepotencia de la mayoría. Yo creo que efectivamente la mayoría los legitima para gobernar, pero no te da patente de corso. Con esa mayoría no podés hacer cualquier cosa. Tenés que garantizar la pluralidad, el respeto a la minoría. Y que el parlamento sea esa pluralidad de voces y expresiones. Este año ha sido de poca actividad. Ha habido pocas sesiones por la cuestión electoral.

EL ALEJAMIENTO
_¿Qué expresa su alejamiento del bloque? ¿Habla de fracaso de construcción colectivas?
_Habla de una confesión de impotencia. Y aún más: es una gran alerta para decir que no se puede construir sólo en base a ganar elecciones. Esta es la síntesis. Yo siempre lo dije, en Córdoba las cosas se analizan por la lealtad. En Buenos Aires me nombran como la ‘juecista’ y acá, la gente más cercana a Juez dice que yo he traicionado. Para mí es muy raro, se habla de política nueva y después se juzga con la política vieja, por que si vos analizás las votaciones, yo nunca voté como bloque. Lo que he hecho es formalizar algo de hecho. Ahora, dos años después, no me siento aliada a esta gobierno. Lo primero que le dije a Juez en el 2005 era que yo era crítica a Kirchner. Después de dos años, yo cada vez me sentía más expulsada porque veo cómo se comporta el oficialismo. En la época de Menem era mucho más difícil, pero no había miedo, había un consenso, la gente no quería ver. Hoy creo que hay un temor, que la gente no se anima a decir, en el recinto la situación es muy tensa porque cada uno está obligado a comportarse como le han mandado. Después, esa persona afuera te respeta, podés trabajar una ley en conjunto. Pero en la estructura del oficialismo uno siente que están enchalecados.

_Lo que se llama ‘disciplina partidaria’.
_Muchos se me acercan para decirme que adentro pelean mucho. Vienen como a darme cuenta de las luchas internas, como diciéndome ‘no creas que somos todos iguales’. Yo voté de manera diferente, ellos me respetaron. Pero a mi no me fue fácil, más de una vez tuve cosas atragantadas y no las decía para no ahondar la diferencia o para que no castigaran a Córdoba por mis actitudes independientes. Pero llega un punto... yo soy una persona grande, así como reivindico la libertad para mí, no concibo que yo te pueda decir a vos lo que tenés que hacer, apelo a la responsabilidad de las personas. Te dicen que no seas mano de yeso y cuando hacés un paso al costado para poder votar a conciencia te dicen que hacés la individual. Vayamos al origen: yo no he pedido por esto. Yo sentí que me habían hecho un gran regalo: representar a los cordobeses. Y lo estoy haciendo, estoy abocada las 24 horas. Alcanza con ir a Buenos Aires y preguntar.

_¿Cómo quedó su relación con el PN y con su líder?
_Yo le tengo mucho agradecimiento a Juez. Y mi agradecimiento es honrar por lo que yo creo que el me invitó a ser candidata. Yo creo que él ha entendido, fue un momento difícil, no creas que para mi fue fácil. Porque por un lado él tiene una casa que se le está incendiando y entonces hay que ayudar a apagar la casa, pero por otro lado yo no prendí el fuego. Es complicado. Yo confío en que en estos 4 años Juez pueda crear una agrupación política, que la vaya democratizando e institucionalizando

_¿Usted notó que no hubo democracia interna?
_Yo no he participado tanto

_Pero uno percibe que las decisiones de Juez son más bien verticalistas.
_Yo lo que he observado siempre es que hay una gran distancia entre él y el resto. A mi me impresiona mucho Juez porque es un tipo de una gran inteligencia y una gran intuición política y tiene coraje. Y además con lo que pasó el 2 de septiembre ha creado un sentido de pertenencia. Yo se lo dije públicamente, el gran desafío para él, que fue fraudado, es no defraudar. Lo he visto en Buenos Aires, la gente se conmovía con este tipo que peleaba contra el poder, un negrito cordobés que les escupió el asado. El peligro de los liderazgos personales es que todo se construye cuanto más cerca estás del líder, y a mi me pasa exactamente al revés. Parezco indiferente, pero yo no me acerco, sino me invitan no voy.

_ ¿Y cómo queda la relación con sus ex pares de bancada?
_Yo no los juzgo, creo en la honestidad de las personas. Yo quiero creer que ellos votaron de esa manera para no afectar al gobierno de Juez, ya que desde la Casa Rosada les tiran de las orejas. Como yo no participo de esas reuniones, ni sé de lo que se trata. A mi, personalmente, como conducta, me parece que los provincianos entregamos un lazo con el que después nos anudan. Ahí volvemos: cómo yo voy a delegar lo que es una facultad que me corresponde para que después me arrastres con un lazo.

CRISTINA
_Usted ha dicho que al gobierno de Fernández hay que dejarlo andar, ¿es porque tiene algún grado de expectativa?
_No, porque quiero juzgar hechos concretos, no a priori. Porque lo mismo que vale para mí vale para el otro. Si desde el principio tenemos desconfianza, el otro termina actuando como sospechado.

_ Pero así y todo, usted tiene una posición tomada.
_ Personalmente, y lo he escrito para una revista de Portugal, esto para mi es como el tango: una danza de a dos para un tercero que mira. Los que miramos somos nosotros los argentinos. Y en el tango, la mujer se luce cuanto más se acopla al hombre, que es el que marca los pasos. Creo que el gobierno es una metáfora muy tanguera.

_Usted tuvo un diálogo con Fernández en ocasión de la reforma del Consejo de la Magistratura.
_Yo recuerdo que salí y pensé que esa mujer no tenía nada que ver con la que se ridiculiza en los medios. Me pareció una persona agradable, con una gran capacidad de argumentación, escuchó: yo estaba ahí y dije lo que pensaba, que había que consolidar democracia. A mi lo único que me perturba es que Argentina cambia pero no innova. Cuando fue a vivir a Europa, las feministas tenían un dicho: “La verdadera igualdad va a existir cuando las mediocres también sean ministras”. Como nosotros habíamos tenido a Isabel Perón no teníamos de qué reírnos. Hoy Argentina tiene una de las representaciones parlamentarias femeninas más numerosas del mundo, cambiamos –las dirigentes de hoy no tienen nada que ver con Isabel Perón- pero no innovamos en lo que es la matriz cultural: una pareja poderosa. ¿Será nuestra marca genética o será una distorsión que hay que corregir?

_Eso, en principio, se regula con un Congreso fuerte.
_Claro, ahí viene el otro tema: no se puede tener poder debilitando a los otros poderes. Mucha gente argumenta diciendo que nuestra tradición es un presidencialismo fuerte. No, lo que nosotros tenemos son autoritarismos de 50 años que han impregnado de tal manera todo que nos ha hecho creer que el Poder Ejecutivo tiene que ser fuerte debilitando a los otros poderes. Hay que ser fuerte con autoridad, no con poder.

¿Y AHORA?
_Adhirió en las últimas elecciones a la CC. ¿Cerca de quién va a estar a partir de ahora en el Congreso?
_Yo me siento cerca de los diputados del ARI, me da mucha pena lo que pasó (con Carrió), pero no es una pelea mía. A veces coincido con el radicalismo y hasta con el PRO. Pero no quiero encuadrarme. No voy a formar parte, por ahora, de ningún bloque.

-Pero más allá del bloque unipersonal, ¿piensa en quedarse sola?
_Todos los sectores me han invitado a que haga alianzas con ellos. Decí que ya no soy doncella porque creería que me están disputando. En el periodismo es una maravilla la independencia, pero en la política no podés andar solo, tenés que hacer alianzas. Y mis aliados, la gente que me defiende y me apoya, no está precisamente del lado donde yo creía estar.

RECUADRO
DESTACADOS
Hay que debatir la concepción, no la persona.

¿Qué es eso de tener que andar humillándose de rodillas antes el poder central? A mi esas cosas no me entran en la cabeza, porque me respeto a mí mismo y respeto al otro.

No alcanzan las caras nuevas sino se cambian viejas metodologías. Yo constato lo que intuía: constato por qué está el puente roto, por qué la disciplina partidaria, por qué la gente no cree en sus dirigentes, por qué la generalización del periodismo.

Si ponemos todos los problemas que tenemos en Argentina, nos damos cuenta que lo que nos falta es política. Mecanismos de diálogo, no de coerción o coacción.

Hay honestas que creen que hay que despenalizar el aborto y honestos que no. Honestos que creen que el Estado tiene que tener más presencia y honestos que no. La discusión termina siendo personal y la cosa tiene que ir por otro lado.

Lo que a mi me escandalizó mucho y no estuvo en los medios fueron la Ley de Hidrocarburos y la condonación de la deuda a Eurnekian, ahora vinculado a los negocios que empezamos a ver. Necesitamos un Estado que controle y me temo que el Estado sigue sin controlar.

Yo creo que la política es de abajo para arriba. Me gustaría que más cordobeses organizados se me acerquen para trabajar en conjunto, pero no pedidos personales. De ese modo descubrí el tema de la minería de Ongamira. Yo no acompaño a la gente para la foto, pero sí estudio los problemas con mis asesores y apoyo los reclamos ciudadanos.

Presenté un proyecto para que los palomeros no contaminen con el plomo y usen otros elementos, como en otros países. Y es impresionante: los primeros que te empiezan a llamar son los que tienen intereses económicos y te chantajean diciendo que atentas contra las fuentes de trabajo.

RECUADRO
LACONVIVENCIA
_Comparte recinto con otros 17 diputados cordobeses, pares de género como Sesma y colegas como Arturo Miguel Heredia. ¿Cómo es la convivencia?
_Sólo por ser cordobés te da una pertenencia. Convivís, venís en el avión, el vínculo facilita. Por supuesto que tengo más afinidad política con Laura Sesma, con quien coincidimos en las votaciones, que con las diputadas de Unión por Córdoba. Y con Arturo Miguel Heredia hemos tenido enfrentamientos feos en la Comisión de Libertad de Expresión. Pero lo que tengo que reconocer que él por lo menos va...

RECUADRO
_La política concreta en Argentina, ¿está pensada para contener a los que llegan a ella con otra formación intelectual?.
_No, pero soy escuchada. El otro día una diputada que dice respetarme dijo, a modo de elogio, que cuando yo hablo la mitad de la Cámara no me entiende y que la otra aplaude para quedar bien. Hay mucha gente que me dice que hace mucho que no escucha discursos humanistas. El periodismo me ha dado elementos fantásticos. No es casual que la sociología, que era la actividad fundamental en los años 70’, haya sido vaciada y reducida a las empresas de encuestas para hacer marketing político.

RECUADRO
OPERACIONES SIN BISTURÍ
“Yo descubrí recién ahora las llamadas operaciones de los medios. Yo era ingenua, porque como periodista nunca me dejé operar. Nunca fui periodista de despacho, nunca publiqué rumores. Ahora tenemos un periodismo de declaración: el diputado dijo tal cosa. O de rumor. Y a mi nadie me llamó por teléfonos para preguntarme si era cierto que yo integraba la CC. Qué autoridad puede tener un periodista después. Cuando salga de esto me voy a ocupar de decir que no hacen periodismo, sino lobby. Y si hacemos lobby también yo puedo y tengo derecho a sospechar que detrás de esto hay alguna ventaja”.

lunes, 5 de noviembre de 2007

HORACIO SOSA / ARIEL BORDA / SERGIO KORN

Los mosqueteros de la canción

El 23 de noviembre es la fecha. El Buen Pastor es el lugar Y al aire libre, frente a la fuente y “con una puesta de sonido ambiciosa”, según dice el trío, son las condiciones. Condiciones no muy acostumbradas para los juglares de esta provincia, sabedores de la supervivencia permanente.
No obstante, el trío compuesto por Horacio Sosa, Ariel Borda y Sergio Korn, con más de tres años tocando juntos y 25 de carrera cada uno, promete revertir las cosas: la grabación de ‘Cordobeses’, el trabajo del trío recién salido a las calles, es un hito en la historia de la ciudad y su vinculación con la canción más pura: poesía + trabajo en melodía.

La presentación será con entrada libre, organizado por la provincia. “No debiera sorprendernos –dicen en relación al apoyo inusitado que recibieron- no tenemos conexión con el gobierno, pero nos parece que es inherente a la actividad oficial de la cultura que se abran espacios para la música. Es lo que corresponde”, dicen. Aunque, aseguran, “que nosotros toquemos ahí no deja de ser una conquista de nuestra tozudez. Tozudez de años...”.
Y tozudez que los ha llevado a construir un mensaje y un sonido por los carriles opuestos al del éxito asegurado: “Si algo nos distingue, es el hecho de la canción como forma, esto de musicalizar textos o de que haya un interés lírico en lo que uno hace” enfatizan. Y agregan: “Nuestra canción es para escuchar. No sirve para bailar. Sólo sirve para escuchar”.


“A pesar de los pesares / yo la llamo mi lugar / Cerca del sol, lejos del mar / Aunque a veces no me quiere / Y aunque veces yo me voy / en ella está lo que yo soy”
Corazón de Aldea.
AB


_Comparar a Rosario con Córdoba es un deporta local ya. Pero es inevitable: de allá han salido muchos más músicos ‘de canción’. ¿Hay más oportunidades?
Horacio Sosa: Ellos han dado su pelea tratando de gestionar mejores condiciones, haciendo relaciones con el Estado. También están batallando, con la diferencia de que hay un mojón que se llamó trova rosarina y que ya está institucionalizada.
Sergio Korn: Y con la edición de este disco quisimos abrir el juego, para nosotros y para muchos otros músicos instrumentistas que también tienen una base y una trayectoria.
Ariel Borda: El producto rosarino funcionó muy bien. La cultura argentina se rige a las leyes del mercado. Y nosotros nadamos en ese mar. Y creemos que, gracias a este disco -que suena muy bien-, la cosa se va a abrir, va a sonar en la radio. Estamos muy conformes con lo que salió. Se han grabado temas emblemáticos con las nuevas tecnologías, lo que es refrescar todo el repertorio. Estamos muy contentos. Ya hay puntas para tocar en distintas partes. Y la gente está ávida, todos los que llevan nuestras obras en su corazoncito, que se acuerdan de ‘Córdoba Va’, de ‘Dirigible’, quiere, quiere. Fue una época muy fuerte y quiere renovar todas esas vivencias. Ya hay muchos pedidos...
HS: Ya somos disco de Platino... (risas)
SK: Pero pretendemos ser disco de Uranio... (risas generales) Hablando en serio, lo que creemos es que la aparición de este disco va a generar trabajo. Y esa es la razón del disco, el disco ya no es negocio, sólo en un circuito, en un mercado. Pero sí es un medio de comunicación fundamental para los músicos, además de testimonio de un momento. Y también una herramienta para seguir tocando.
HS: Es una herramienta para difundir lo que hacemos.
AB Ya pocos compran discos, lo que queda es el materia intangible: la música.


“Están llevando a otra parte / los oídos de la gente / Les están quitando sus adentros / Sus misterios, sus espejos / ¿Quién viene a mirarse en mi canción? / ¿Quién viene en auxilio de este amor?”.
Canción espejo
HS


El trío, con tanto escenario como años sobre el lomo, está junto desde el año 2004. Pero se conocen desde hace mucho. “La primera vez que toqué fui invitado de Posdata” dice Borda, recordando los 80’ en sus inicios. “A Korn lo conozco desde hace 25 años”, dice Sosa. Y el círculo se cierra cuando decidieron estar juntos: “Nos planteamos hacer otra cosa. Poner las canciones de cada uno y transpirarlas entre los tres. Y eso fue bueno, fue una experiencia muy interesante desde lo musical, empezamos a armonizar con tres guitarras y tres voces cada tema. Empezamos a jugar con los colores de cada voz, con los arreglos que cada uno podía tocar. Y el disco es eso, la materialización de todo”.

_Recordemos el inicio dela unión.
HS: El nacimiento del trío fue un hacer fuerza entre los tres, sumando la historia de cada uno, sumando el repertorio de cada uno, poniendo todo arriba de la mesa y compartiéndolo. ‘Nos pongamos cada uno la canción del otro como camiseta’ nos dijimos. Fue muy lindo el hecho de vivirlo, hubo un trabajo interno que nos gustó hacer.
SK: La idea era generar un espacio común donde fundir la obra de los tres. Un trabajo colectivo.
AB: La palabra lo dice, pero vivirlo es otra cosa.
SK. Y en el momento de hacerlo en vivo, también es muy interesante: ya no estamos solos.

“Una fotografía me recuerda el día / que empecé a volver / cargando la tristeza de una ciudad vieja / donde la dejé”.
A primavera.
SK


_En una sociedad no muy acostumbrada al trabajo colectivo, y más aún, con artistas menos acostumbrados a esto, ¿cómo se llega a un acuerdo a la hora de grabar un disco?
AB: Hubo buena química, mucho respeto al tratamiento de lo estético del otro. Hay entre los tres un respeto y admiración que hace que todo sea más fácil. Del otro venía la propuesta de hacer una canción mía y al revés. A ese nivel llegó la buena onda. Naturalmente.
HS: Nos gustan las canciones del otro. Al mismo tiempo, canciones viejas y clásicas no hubo que defenderlas a la hora de elegir el repertorio. ¿Dirigible?, claro, Dirigible. Río de miel, claro...
SK: Hubo un criterio equitativo. De alguna manera cada uno proponía su canción. Y se respetó el criterio de cada uno, eso funcionó muy bien. Horacio tenía el poder para determinar si le gustaba tal arreglo en su canción. Y tiramos sobre la mesa todo y se fue armando de una manera natural. Cada uno sintió que la canción se enriquecía con el aporte del otro.
HS –interrumpiendo-: Pero hay un nivel de chicaneo interesante. ¡Hay que decirlo! Por ahí con Ariel le rechazábamos algo a Sergio y el decía ‘ta bien, ta bien’. O al revés. Pero siempre lo llevamos al terreno del humor.
AB: A la hora de grabar, cada uno metía sus arreglos sin que el otro se enterara.
HS: Y decíamos: ‘En principio, no me gusta...’ Pero a la semana estábamos todos contentos. Había una elaboración. Cuando empezás a grabar, cuando ya están las voces y los acordes básicos, el disco te permite meterle adornos, poner violín y chelo como hicimos en un tema; o el Ariel que pensó que en otro tema podía estar Pancho Castillo con un solo de clarinete. El disco despierta ideas.
AB: ‘El Arbolito’, de Sergio, me sonó renacentista y le metí un colchón de flautas renacentistas. Lo grabé y se lo mostré. Y le gustó.

“Me iré en un dirigible a plaza España / pues antes de morir quiero observar / los edificios mis grises montañas / y mi alma errante por la peatonal / y mi alma errante por la peatonal”.
Dirigible
AB

_Desde que están juntos, el espectáculo que realizan se llama ‘Bajo el mismo signo’. ¿Cuál es ese signo?
HS El signo es virgo, porque somos todos virginianos –lo dice en serio y enumera las fechas de cumpleaños de los tres: dos coinciden y el otro es dos días antes- Pero es un doble sentido. El mismo signo es el mismo perfil en común.
SK: La canción es el otro signo.
AB: O la mirada o la postura desde dónde estamos mirando, porque coincidimos en lo ideológico fino. Nuestra canción habla de lo mismo. Estamos hablando de las mismas cosas. Hay mucha coincidencia, quizás por una comunión generacional y también ideológica; humanista, socialista, o bien, preocupada por lo social.

_En función de ese’mismo signo’, cuando se habla de ustedes en la crítica, sobre todo en otras provincias, se habla de la ‘canción cordobesa’. ¿Qué le aporta Córdoba a la trova?
AB: Córdoba es una suerte de ciudad muy cosmopolita. Tal vez, la más cosmopolita del Interior; y a una escala latinoamericana por sus estudiantes: distintos paisajes, climas, ritmos. Mucha gente de países limítrofes. Y mucha gente joven, lo que la hace un caldo de ebullición permanente, algo que viene desde la época del barrio Clínicas. Esa síntesis es muy interesante para que la expresión sea muy abarcativa.
HS: Somos algo distinto del cuarteto porque nunca terminamos de ser oficial para la ciudad, y al mismo tiempo, por una cuestión ideológica tampoco quisimos serlo. Siempre hemos sido marginales, cuando teníamos 20 y ahora que estamos más cerca de los 50. Creo que es complicado saber qué le aportamos.
SK: A mi parece que la canción es un testimonio, un reflejo del lugar donde vivimos. Lo que aporta es, ni más ni menos, lo que esta ciudad es: su paisajes urbano y rural, el cosmopolitismo, el crisol de gente. Pero no creo que sea muy diferente a lo que cada ciudad le aporta a su canción. Cada uno le da el color particular.
HS: Lo que no tenemos es el efecto legitimador de la industria. Distinto es cuando decís ‘trova rosarina’, que han tenido otra relación con la industria discográfica.
SK: Sí, pero la canción es un género más universal. Si los escuchás a Silvio Rodríguez o a Milanés, no ves siempre a Cuba. Ves al ahombre, al mundo.

“Quisiera iluminar / la sombra del terror / y sé que solo no podré / Quisiera no frenar / mi impulso de verdad / mi prédica de amor social / Quisiera dibujar el rostro del futuro / sin lágrimas en sus ojos”.
Quiero amar a mi país
HS

_Recién Sosa dijo que a los 20 años eran marginales, seguramente por opción. Y que a los casi 50, también. Esta segunda marginalidad, ¿es una opción o una obligación?
HS: Marginales en el sentido de que nunca hemos tenido el respaldo de la política oficial. Y también en el sentido de que nosotros mismos hemos peleado para que la canción sea autónoma en el qué decir y en el cómo decirlo. Nunca nadie jamás nos dijo qué decir.
SK: Estamos marginados de un mercado, del cual el Estado es cómplice.
HS: Hay una marginalidad elegida. Pero hay una marginación que no depende de nosotros. Y nosotros no somos las únicas ‘víctimas’.
SK: En Córdoba, el Estado no tiene una editorial musical con la cantidad de propuestas que hay.
Pepe Morlans –productor, se sumó a la charla más tarde-: En cambio, en Rosario la Municipalidad saca 30 discos al año. Hacen, hacen, hacen. Hoy en Rosario, el Estado regala a todas las embarazadas en el hospital municipal un disco de canciones de cuna, producido por ellos mismos. Una mujer tiene un hijo y se va con un CD con canciones de la ciudad para el bebé.

“La infancia dejó en la arena / los que no se llevó el tiempo a la deriva / corazón tierno, razón de la vida / El hombre regresa un día / y contempla al niño desde la otra orilla / cierra los ojos y se arrodilla”.
Río de miel
SK

_Comenzamos hablando de la necesidad en aquel renacimiento democrático, que los tuvo a ustedes como las voces de la ‘primavera’ social’. En el mismo sentido, leía el otro día que la periodista Pate Palero los definía como los hacedores de “la música que le ponía letra a los sueños colectivos”. Ahora bien, contrastando aquellos años con estos, ¿cómo se construye hoy una canción cuando es más difícil hablar de sueños colectivos y ‘primavera’ social?
HS: Yo creo que estamos en un momento muy complicado. En la previa a la vuelta de la democracia, estábamos unidos por esa vuelta. Cuando pasó el efecto novedad, las opciones se vuelven más difíciles. Y sabemos que es el menos peor de los sistemas. Hemos vivido las utopías y sabemos que también fueron utópicos los métodos que se plantearon y que trajo mucha sangre. Estamos en un momento diferente. Y nosotros también estamos en otros momentos personales, en donde tu relación con el mundo la resolvés en tu micro mundo. Pero siempre en la medida en que tengas fuerte el frente interno.
SK: Lo que inspiraba antes era el hecho de sacudirse 7 años de Dictadura y comenzar a vivir una época que era una gran promesa. Este es otro momento, tanto en lo individual como en los social. Y los estímulos son otros.
AB: En el inconsciente colectivo había un enemigo identificado y había una puerta. Estaba muy claro hacia dónde había que ir. Respecto a lo que mueve ahora, sigo sin saber cómo se escriben canciones, sigo desconociendo el plan. Se dan así de simples, sin plan. Y lo que uno dice es lo que uno sueña, espera, cree. Necesitamos un ocio creativo que cada vez nos es más esquivo. Necesitamos el tiempo al pedo para estar con la guitarra y el papel adelante. Soñar con la música y las palabras. Hoy me cuesta mucho encontrar ese momento.
HS: Y pasa el tiempo y uno se pone más miedoso, más exigente, más estricto.
SK: Yo he optado por el reciclado de viejas ideas. A mi me pasa no tener la concentración mínima. Tan lleno de ruido que es un impedimento. Por eso vuelvo a viejas ideas.
AB: Y por eso es tan valioso que hayamos podido editar este disco. Son canciones sin molde. Son piecitas únicas. De colección, hechas a pura inspiración. A puro amor.

“Córdoba va / Y va”
Córdoba va.
Francisco Heredia.


RECUADRO
EL CUARTO MOSQUETERO
‘Cordobeses’ fue producido por Pepe Morlans, “el cuarto mosquetero –asegura el trío- No aparece en la foto pero tal vez es el más necesario. Es un gladiador.”

RECUADRO
CORDOBESES DE COLECCIÓN
El disco, en gran parte de las disquerías de Córdoba, reúne 16 canciones. 5 de cada uno y el cierre con la más consagrada: Córdoba Va.
Río de miel -de Korn y ganadora de un pre Cosquín- Quiero amar a mi país –de Sosa y cantada por, entre otros, Mercedes Sosa- y Dirigible –de Borda, clásico inexcusable de los 80’- son algunas de las obras de ‘Cordobeses’. Disco que se caracteriza no sólo por reunir lo más logrado del cancionero popular cordobés, sino también por dos hechos que suman mucho: Por un lado, una excelente calidad de sonido y grabación. Por otro, y más allá de toda técnica, por la calidad de las voces. El trío no es sólo sensible y comprometido, no sólo ejecutan bien la guitarra y hacen poesía pura. Cantan muy bien. Y eso no es muy frecuente.

Además, el disco cuenta con colaboraciones inestimables: Pancho Castillo, Bicho Díaz, Pancho Alvarellos, Zurdo Roqué y Palín Sosa, entre otros.
RECUADRO
LOS CORDOBESES
Horacio Sosa: Ex integrante de Posdata –con quien grabó dos discos- a principios de año presentó su último trabajo solista: Ocre. Además de haber inmortalizado Córdoba Va y haber grabado con Lito Nebia -"Línea del corazón", su primer disco solista- es docente en la Universidad de Villa María.

Sergio Korn: Ex integrante de diferentes agrupaciones de carácter instrumental/coral, en el año 2001 grabó en forma independiente Hotel de pasajeros. En el año 2000, Río de miel fue la ganadora del Pre Cosquín. Fue soporte de soporte de Jairo, Baglietto-Vitale, León Gieco, Carlos Di Fulvio y Peteco Carabajal.

Ariel Borda: Egresado de la Escuela de Niños Cantores de Córdoba, fue soporte de Juan Carlos Baglietto, Piero y Silvio Rodríguez, entre otros. Grabó Dirigible, Todo y Nada y Canciones. En 1986, Clarín lo consideró revelación del clásico Festival de La Falda. Hoy, entre otras actividades, dirige 6 coros.

viernes, 2 de noviembre de 2007

WALDO ANSALDI

“No se discute qué modelo de país queremos ser”

La fragmentación de los partidos, el panorama que se viene, el rol necesario de la política y la urgencia de pensar estratégicamente el proyecto de país que pretendemos realizar.


_Escenario post 28 de octubre, el panorama que se viene. Ante la indudable fragmentación de los partidos tradicionales, el análisis más citado es que Kirchner se dedicará a armar un nuevo frente de centro izquierda que aglutine a todos los que están con su proyecto, a lo fines de polarizar la situación con otro de centro derecha.
_Es un escenario posible. Hay un buen número de posibilidades de que el proceso se oriente en esa dirección. Pero condiciones de posibilidad no significan necesariamente condiciones de realización. Lo que está claro que el viejo sistema de partidos, y los viejos partidos, han desaparecido del todo, de hecho prácticamente no guardan nada de sus notas características del pasado. Si uno toma los dos grande partidos, ninguno tiene mucho que ver con lo que fueron en el pasado, Y más en el radicalismo, donde la disgregación es mucho mayor. El peronismo tiene a su favor, y esto puede ser un elemento importante en la construcción que intenta o dice querer construir Kirchner, elementos de amalgama y de identidad mucho más fuertes. Un fenómeno como el de los radicales K es más difícil de imaginar: peronistas X. La identidad partidaria sigue pisando fuerte y esto se nota en el modo en el que votaron sectores muy importantes de la sociedad argentina, incluso en ámbitos en los cuales un discurso como el del presidente y de Cristina Fernández no llegó necesariamente de la misma manera en que se lo proceso en ámbitos urbanos. Votaron más bien porque era la candidata de la expresión partidaria a la que han pertenecido históricamente, porque heredaron esta pertenencia o bien porque sigue habiendo todavía una tendencia a un voto, no quiero decir de clase porque no es exactamente así, pero sí una correlación entre pertenencia social y opción electoral. No es casual que el Frente para la Victoria ganase en las áreas donde son mayoría los más pobres. Esto quiere decir algo. Por otro lado, hay sectores interesados en plantear una antinomia que ya no corresponde con los datos de la realidad: esta oposición entre gorilismo y peronismo, algo que pertenece al pasado. Para muchísima gente, que por edad no vivió la época del gorilismo, esta expresión no dice nada. Además, tampoco hay en aquellos sectores –salvo núcleos recalcitrantes- que no son partidarios del gobierno un discurso gorila como el de la segunda mitad de los ‘50 y los ‘60. Pero es revelador de la crisis de los partidos: como no hay ideas, no hay proposiciones para discutir, se apela muy fácilmente a eslóganes o rótulos y en esto no se salva nadie. Es un dato preocupante que se suma a otros a los que se les ha prestado menor atención: el incremento de números de electores que se abstuvieron de ir a la elección. Segundo: el porcentaje significativo de los que impugnaron su voto o votaron el blanco, que llega al 10 ó 12%. Si a esto le sumamos una abstención del 25%, más el 10% de votos en blanco, vemos un nivel de despreocupación de la ciudadanía política que es preocupante. Y si le sumamos este clima de fragmentación, es más grave aún. Ese es el escenario de partida, el punto que Kirchner se ha encargado de instalar en más de una ocasión, un escenario político partidario constituido por dos grandes coaliciones, una de centro izquierda y otro de centro derecha, ubicándose él, obviamente en el primero de ellos. Curiosamente, hay tres grandes exclusiones en este escenario: la derecha, la izquierda y el centro. Esta división hace posible también, y a lo mejor esa es la intención, encontrar un espacio en el cual la común denominación ‘centro’, permite áreas de convergencia. El componente centro de estas dos coaliciones pueden superponerse o coincidir o tener proposiciones conjuntas. Sería un escenario muy poco dinámico y aún cuando a lo mejor podría poner en un plano de mejor relieve que hasta ahora la posibilidad de la negociación política como un modo de zanjar y salvar ciertas diferencias, tiene por otro lado una excesiva tendencia a la polarización. Y yo no sé si las sociedades actuales están en condiciones, por su propia fragmentación, de expresarse en términos políticos ideológicos de un modo tan polarizado. No estoy seguro que un sistema bipartidario con ese nivel de polarización, aún con la ambigüedad que suponen las expresiones centro izquierda y centro derecha y aun con la posibilidad de que el componente centro de ambas coaliciones tienda a cierto grado de coincidencia. Me parece que corre el resigo de dejar fuera otras proposiciones que son necesarias para discutir algo que tampoco se está discutiendo: qué modelo de país o qué proyecto de país es el que la sociedad argentina va a decidir de ahora en más.

_Mencionó usted la ausencia de un proyecto de país, fenómeno que se suma a la marcada desideologización de los partidos y a la creciente volatibilidad del voto
:Hay varias cuestiones. Primero: la ausencia de una opción de izquierda. La que se auto define como tal, no sólo tuvo un resultado electoral paupérrimo –y ése es un calificativo generoso- y no tiene tampoco ninguna propuesta que, no pienso en que sea atractiva, implique una proposición capaz de situarse en el terreno de la batalla de las ideas. Y la derecha, que acá nunca quiere llamarse derecha -el macrismo, López Murphy, Sobisch, en buena medida Rodríguez Saa- fue claramente fragmentada. Y lo que en algún momento fue presentado quizás como el proyecto más viable de la derecha, encabezado por Macri y que ahora aparecía asociado a López Murphy, en una cuestión medio inexplicable para quien quiere construir una fuerza política consistente, no estuvo. Es sorprendente escuchar sus declaraciones, qué el no perdió, que no era candidato, como si una derrota electoral se midiera por la participación electoral. Es muy difícil entrar a hacer especulaciones sobre este terreno o análisis barato sobre lo que pasa en la cabeza de un dirigente político, pero está claro que desde esa perspectiva, la de la constitución de un frente orgánico de derecha, si bien no es tan catastrófico como en el caso de la izquierda, muestra muchísimas dificultades. También es cierto que la derecha tiene mayor capacidad de adaptación que la izquierda para resolver este tipo de cosas. Y de acá a 2011 son sólo 4 años, pero en Argentina 4 años es un largo plazo. Y en ese sentido me parece que como consecuencia, entre otras, de la desideologización, con la falta de discusión y de batallas de ideas, de discusión sobre proyectos, expresiones como izquierda y derecha para mucha gente han perdido sentido porque, en el fondo, esta es una distinción que algunos consideran que ha caducado, que ya no es válida. Sin embargo sigue siéndolo, por lo menos en términos descriptivos. Porque finalmente, ¿qué es ser de derecha?: ser partidario de la conservación del orden existente. ¿Y qué es ser de izquierda? Es ser partidario de cambiar el orden social, político y sobre todo, con un contenido anticapitalista y fuertemente orientado a terminar con la desigualdad social. Quiérase o no, sigue siendo una línea en cualquier lugar del mundo en el que existan diferencias y desigualdades. Entonces, en un contexto como el nuestro, en donde todavía se hace sentir el efecto licuadora en la conciencia ciudadana del neoliberalismo, todas estas son expresiones carentes de sentido y de significado en las cuales casi nadie se quiere ver involucrado. Y por otra parte, en Argentina hay un imaginario histórico, fuertemente centrista, alimentado por muchos elementos y raíces: el tema de que Argentina siempre fue un país mayoritariamente de clase media. Y esta clase media, como su nombre lo indica, alejada de los extremos, aparecía como el equilibrio de conflictos. Uno podría demostrar sin demasiada complicación que esta es una construcción históricamente falsa, pero de todos modos en el imaginario está situado así. Eso sigue todavía vigente, y mucho más en este contexto de pérdida de centralidad de los proyectos políticos, de lo que en alguna época se dio en llamar ‘una concepción del mundo’, que implicaba muchísimas cosas, no sólo las de orden filosófico. Yo creo que en este sentido, esto coincide con un conglomerado de elementos no sólo de desideologización, perdida de la condición ciudadana y licuación de la política. Este punto es central, porque es el ámbito que más deberíamos rescatar, porque es la política la que nos permite tomar una decisión trascendental: seguimos como vivimos o cambiamos las condiciones en las que vivimos. Y esto supone asumir la responsabilidad de ser agentes de cambio o de la conservación. Pero en todo caso significa asumir una acción de compromiso, que el pasado se diría una ‘acción militante’, militante en el buen sentido de la expresión, de comprometerse con una causa y bregar por ella independientemente de la filiación política ideológica que se tuviera. La situación política argentina es fascinante de observar, va a ser medio complicada para vivirla, pero como laboratorio, va a ser muy fascinante. Y ahí mucho dependerá de la habilidad de quienes se propongan llevar adelante este proceso. Está claro que ya hay un candidato a ser conductor de este proceso, que es el presidente Kirchner, lo ha dicho explícitamente, se ha auto propuesto para encabezar un proyecto orientado en ese dirección. Pero este proyecto, como en otras relaciones humanas, supone, requiere, la participación de otros y mucho más en el campo dela política. A veces basta con que sea otro u otra, nada más, pero en el caso de la política requiere de otros agentes.

Claro, es una actividad más colectiva.
Exactamente, es más colectivo, lo cual tiene sus ventajas. Y ahí dependerá de cuántos otros asuman que efectivamente la sociedad argentina está generando un escenario de redefinición del sistema de partidos, de nuevas coaliciones que a lo mejor terminan siendo nuevos partidos. Cuando el peronismo surge también representaba una nueva coalición, construida a partir de expresiones políticas previas. Nunca se construye política desde la nada, siempre se construye dándole algo a alguien que ya existe. Sólo que ahora la magnitud de la crisis, los sectores que ven recortados su potencial son muchos mayores que en el pasado. Me parece que a su vez, esto tiene que ver con una de las secuelas de la crisis del verano de 2001/2002. No sólo porque el ‘que se vayan todos’ quedó como una consigna que se recordará en los libros de historia pero que no ha tenido un efecto práctico -porque de hecho todas aquellos que fueron objeto de esta demanda han sido re legitimados sen su gran mayoría. Creo que el único que no está más es Luis Zamora, que probablemente era el único al que no se le pedía que se vaya. Él creyó que sí. Y los demás están casi todos. Y algunos con un vocación en el ejercicio de los cargos que muestra el deterioro de la política argentina. Se supone que en una República la rotación en ciertos cargos debería ser una norma. Y entre nosotros esto está lejos de ocurrir. Se presenta como una gran noticia que Quindimil haya perdido después de tantísimo tiempo. Debería haber una cláusula prohibitiva de reelección indefinida y una mayor circulación de la dirigencia política en los cargos de gestión y representación. Pero me parece que esto va a llevar muchísimo tiempo, y sobre todo va a tener que ver con los esfuerzos que se hagan en serio y la voluntad política que se tenga para recuperar la política. Y en esto estamos lejos: me parece que un ejemplo clarísimo, patético, terrible, es que no hubo celebración del triunfo del 28 de octubre. Nadie salió a celebrar, en ningún lado. Las elecciones presidenciales siempre fueron objeto de celebración. Y para los triunfadores quedó reducido a un ámbito semi escogido en un hotel de lujo de Buenos Aires con bocadillos y bebidas a tono. Esto no tiene mucho que ver con la militancia, el fervor republicano o la pasión por la política. Y por añadidura, los cánticos remitían al pasado. A la vuelta de la gloriosa JP. Si esto es así, algo está fallando, porque si en 30 años de historia no se ha podido establecer nuevos parámetros o patrones, no estamos muy bien.

_Las nuevas coaliciones o nuevos partidos, ¿pueden ser entendidos como hechos políticos positivos en función de buscar el fin de la anomia política social?
_Va a depender de lo que hagamos todos. Pero la primera responsabilidad es de la dirigencia política, que se supone que lleva adelante un proyecto. No es que no pueda hacerse desde abajo, pero supone hacerlo con una propuesta que tienda a organizar un determinado colectivo social. Cualquiera de nosotros que hiciera el ejercicio de preguntarle a alguna persona que por su trabajo siga con alguna atención este tipo de cosas, que defina a cada uno de los candidatos en términos de propuestas, se vería en apuros. Probablemente porque no las hay. Es cierto que hay diferencias entre uno y otro para llevar adelante políticas gubernamentales, pero estoy hablando de distinciones en serio, aquellas que guardan relación con el para dónde queremos ir como país. Si comparamos con Brasil, éste tiene una inversión de origen nacional en el exterior mayor que la inversión extranjera que el país recibe. Una parte importante se invierte en Argentina, donde están comprando empresas, algunas muy significativas. ¿Por qué no a la inversa? ¿Porque no hay inversión de capitalistas argentinos en el exterior? Porque caso no las hay en el país. Si los grandes grupos de capital nacional venden sus activos al capital brasilero, está claro que están pensando en el corto plazo. Esto no tiene que ver con la idea de que el país tiene que orientarse, por ejemplo, hacia la industrialización. Los brasileros la tiene clarísima a ésta. Son una de las principales economías del mundo aunque no puedan resolver en su interior la formidable desigualdad social que tienen, pero tienen muy claro cuál es su papel en el mundo. Argentina no, y este es un punto central que ningún gobierno, y menos el que vamos a tener, tiene aspiración de transformación radical de la sociedad. Kirchenr reclama que Argentina sea un país capitalista en serio; y bueno, no está mal, mejor tener un capitalismo en serio y no uno prebendario. Pero para hacer un capitalismo en serio necesitás burgueses en serio.

_Y tampoco hay
_Y tampoco los tenemos. Por lo menos como clase, como colectivo social dispuesto a asumir eso que alguna vez se llamó ‘tarea histórica’. Y no es un elemento menor, muchos menos en un contexto de trasnacionalización. En este trasfondo, un observa que los grandes empresarios han visto bien el triunfo de Cristina. ¿Qué quiere decir esto? No lo sabemos. Será que algunos tienen el guiño de que van a aumentar ciertas tarifas o que tienen posibilidades de inversión o crecimiento, pero esto no es parte de definir un modelo de país.

_¿Hay alguna correlación entre el empresariado que festejó la reelección de Memem en el 95 y el que festejó ahora? Quiero decir, ¿hay una diferencia real entre este supuesto capitalismo productivo y aquel capitalismo financiero?
_Yo no me atrevería a darte una respuesta precisa, temo equivocarme. Pero no me extrañaría. No me extrañaría que sean los mismos que celebraron todos los triunfos presidenciales desde el 83’ en adelante. Pero es posible que haya un sector que tenga una vocación productivista mayor a la que algunos tenían en los 90’. Porque por otro lado también habla eso de una cierta adecuación a contextos cambiantes con una fuerte vocación para salir siempre bien parado, independientemente de cuales sean esos contextos. Sería interesante hacer una comparación entre los diarios de las elecciones post 1989, 1995, 2003 y estas.

Hablamos de la nula, prácticamente inexistente confrontación de ideas y de proyectos de país. ¿Puede la sociedad civil comenzar a dar este debate?
Es posible y sería bueno. Permitiría que la política recuperara incluso su acepción etimológica y se construya como debería ser construida la buena política, desde abajo. Y desde abajo significa que las ciudadanas y ciudadanos asuman un grado de responsabilidad que en primer lugar debería partir de recuperar el derecho –aquellos que son afiliados a un partido político- de decidir quienes han de ser sus representantes y qué propuestas de gobiernos han de llevar. Acá hay un punto clave, dado que toda la cultura política argentina, desde que dejamos de ser colonia española, está fuertemente marcada por una tendencia que delega en una persona, sea caudillo, presidente o lo que fuere, la toma de decisiones. Argentina debe ser uno de los pocos países en el mundo en el cual cada dirigente político termina generando un ‘ismo’. Y son definidos por ese ‘ismo’ y no por una entidad de carácter ideológico o partidario. Acá cualquiera. Aún a nivel municipal se tiene un ‘ismo’ derivado del apellido de una persona, no es un ‘ismo’ que deriva de una idea. Esta delegación de responsabilidades en el líder, algunos la han explicado desde el psicoanálisis –por el hecho del padre ausente, resultado de una sociedad que la cual, durante el Siglo XIX, la familia no estaba bien constituida por el carácter errante de los varones y las mujeres que criaban a los hijos solas-. A lo mejor, puede ser, pero en todo caso es cierto que la cultura política argentina tiene como componente esta delegación de responsabilidades en una persona y con una excesiva centralización y personalización.

_Un fenómenos que no se da sólo a partir de la actual fragmentación de los partidos.
_No, aparece tan temprano como la Revolución de 1810.Morenista y saavedristas, las expresiones que terminaron consagrando el hecho de que unos eran revolucionarios radicales y los otros revolucionarios moderados. De ahí en más, todo giró en torno a este tipo de caracterización. Incluso, en muchos momentos de la historia argentina, con un carácter retrospectivo, todavía hay discusiones políticas sobre políticas del presente definidas en términos de rosistas y sarmientistas o anti rosistas. Esto es un disparate. Tal vez vinculado también a cierta necrofilia de la sociedad argentina, que conmemora a sus próceres el día que se mueren y no el día que nacieron.

_Los partidos políticos son instituciones que nacieron como intermediarios del Estado y de la sociedad civil. ¿Surgirán nuevas instituciones que los reemplacen en sus funciones?
_Las hay. Empezando por las primeras formas de asociación de intereses: sindicatos de trabajadores, asociación de empresarios, la Sociedad Rural, la UIA. En la historia política argentina han sido vehículos de mediación entre la sociedad civil y el Estado más que eficaces y más instaladas que los partidos políticos. Y ahora han aparecido otras organizaciones de la sociedad civil, no asociadas a la defensa de intereses sectoriales sino oeneges defensoras del medio ambiente o lo que fuere. Pero también con las ONGs hay una inflación de expectativas y no todas son necesariamente rescatables. Argentina tuvo la ocasión, muy embrionaria y rápidamente abortada, de generar nuevas formas con la crisis de 2001/2002. Las asambleas vecinales podrían haber sido una forma de profundizar la participación ciudadana y con ello la democracia, algo que se evaporó, lamentablemente. Pero nada impide que se constituyan nuevas asociaciones que surjan del interior de la sociedad civil y que comiencen a demandar participación en la toma de decisiones y haciendo efectivas acciones en esa dirección. Hay un campo de oportunidades muy amplio para la innovación. Lo que me parece es que no tenemos todavía ni fuerzas ni gente con la suficiente capacidad, perspicacia y vocación de pensar en esa dirección.

_¿Dónde se sitúa esa campo de oportunidades?
:Se sitúa en el seno de la sociedad civil, pero no sólo en ella. De lo que se trata, para llevar adelante cualquier ejercicio político, es de tener el poder. Y para tener el poder no basta sólo tener el control de organizaciones de la sociedad civil. Requiere poder político, que se concentra en el Estado. Por más que la proposición surja en el seno de la sociedad civil y la sociedad civil tenga un conjunto de organizaciones ganadas en un proceso de transformación social y político, esto sólo no basta. La sociedad no se transforma porque el núcleo mayoritario de la sociedad piense que deber ser transformada y coincida en la dirección de la transformación. Esto es bueno, un proceso de esta naturaleza permitiría reducir los niveles de violencia y confrontación, pero está claro que no se cambia una sociedad sino es desde el poder. En el corto, en el mediano o en el pargo plazo.

_Uno de los mayores logros que plantea Kirchner de su gestión es la integración de Argentina a América latina. Cómo observa usted los cambios que se están dando.
_Sigo creyendo que América latina es un conjunto unitario, aún heterogéneo. Y hoy lo pienso más que nunca porque hay, en relación a pocos años atrás, un cambio muy importante que deviene de la intensificación de algunos procesos como el de Venezuela y de los países andinos, particularmente el de Ecuador y Bolivia, aún con sus limitaciones. Hay un contexto latinoamericano mucho más favorable para pensar estrategias de acción conjunta, incluso en los marcos de una transformación no estructural de la sociedad. Salvo la retórica de Chávez sobre el ‘socialismo del Siglo XXI’, que nadie sabe exactamente qué quiere decir, porque más allá de algunos cambios, Venezuela sigue siendo capitalista. Y el caso de Correa parece ser un socialismo distinto. Pero está bien, discutamos para saber qué quiere decir esto, porque es cierto que las palabras suelen devaluarse, suelen perder sentido, pero hasta ahora nadie ha objetado que la acepción originaria de socialismo haya sido modificada, por lo que invocar el socialismo supone un tipo de sociedad que de hecho nunca tuvo realización histórica, porque los socialismos existentes distaron muchos del sentido primigenio que lo originó. Ahí hay un terreno de discusión. Está claro que, más tarde o más temprano, se va a elaborar una contraposición a la continuidad del sistema capitalista tal como lo conocemos. La idea, el deseo de Fukuyama de que se terminase la historia y de que le capitalismo gobernase por siempre es una buena expresión de deseo, pero insostenible. Ahí hay un buen campo para la batalla de las ideas. Pero el problema es que no hay muchas ideas. Y no hay muchas ideas entre quienes deberían tener la obligación de generarlas.

_¿Se refiere a las clases intelectuales?
_No sólo, también de los políticos que dicen asumir posiciones transformadoras de la sociedad. Y en el caso de los intelectuales, a diferencia de lo que ocurría en los 60’ y 70’, que había una fuerte vocación a pensar nuestra sociedades atendiendo a lo producido en América latina, hoy ésa es una porción minoritaria. La mayoría de los colegas piensa América latina traduciendo pensamientos de autores del Primer Mundo. Las situaciones de crisis siempre generan desconciertos, pero el punto es empezar a andar. Y lo peor que nos puede pasar es que seamos meros traductores de lo que se ha escrito en otros lados y no asumamos la responsabilidad de pensar nuestras sociedades desde nuestra propia perspectivas. Hace un tiempo, Fernández Retamar, el gran escritor cubano, llamaba la atención sobre un hecho: algunas cuestiones que recogen posiciones críticas de los países capitalistas empiezan a ser discutidas en América latina a partir de la tradición de obras críticas generadas, por caso, en EEUU. Esto es terrible. Una pérdida no solo de identidad, sino también de perspectiva crítica peligrosa.

_ En pos del fortalecimiento de la democracia y de la ciudadanía, usted decía hace unos años que es necesario que la política entre a la escuela.
:Hay un error. Mucha gente que cree que la política en la escuela significa política partidaria. No, yo no estoy defendiendo la realización de políticas partidarias en la escuela ni en ningún ámbito de socialización colectiva, pero sí la política entendida como compromiso con el ámbito en el que vivimos y en el cual nuestra participación y presencia es definitiva para orientar el rumbo en una determinada dirección. Yo me acuerdo de esa declaración porque venía de un acto escolar de mi hija donde la directora decía con mucho entusiasmo que en la escuela no entraba la política. Y porque en la escuela no entró la política, en Argentina pasaron muchas de las cosas que pasaron. No digo que sea la única responsabilidad, pero genera un desinterés por la participación y en la toma de decisiones. Y eso es básicamente la política. Uno puede acertar o errar en la decisión, pero es partícipe en esa toma. Meter la política en la escuela es formar hombres y mujeres capaces de tomar decisiones de manera autónoma y analizar las diferentes perspectivas que se ofrecen en momentos determinados. Incluso para las cosas más elementales: la solidaridad, el compañerismo, la observancia de ciertas normas. Son valores que hacen a la convivencia y a la vida cotidiana. Eso es parte de hacer política. Eso debe estar presente y a medida que avanza la edad, aprender conocimientos que tienen que ver con el con financiamiento de las instituciones, los modelos de sociedad que se confrontan, las proposiciones de los distintos grupos. Un tipo de formación que ayude a recuperar la política en esa dimensión central.

_Usted hace referencia en forma continuada a la incapacidad de pensar estratégicamente a largo plazo. En lo poco que se pudo leer observar en la última campaña electoral, el oficialismo marcó que los 4 años que pasaron fueron para ‘apagar el incendio’ y que ahora era el momento de pensar políticas a largo plazo.
_Ojalá.

_Y ese sentido, empezaron a sonar los nuevos nombres del futuro gabinete: Hécvtor Timermann, actual cónsul en Nueva York, Eric calcagno, actual Embajador en Francia y Carlos Bettini, de iguales funciones en España. Y se dice que la presencia de estos hombres garantiza las inversiones extranjeras, dado las relaciones que establecieron en este tiempo.
_Va a depender de la efectiva voluntad política de convertir esa expresión retórica en una dirección política. Eric Calcagno es un buen nombre para pensar una propuesta de mediano y largo plazo, para pensar estratégicamente. Pero pensar estratégicamente requiere de la colaboración de muchísima gente, convocada para pensar estratégicamente qué. Eso tiene que ver con la definición del país que se quiere tener. ¿Qué vamos a ser, un país productor de soja? Se puede pensar estratégicamente como producir soja. O vamos a generar un centro de promoción industrial centrado en la robótica y la informática. Esto es lo que está ausente: pensar estratégicamente es una dirección. Qué tipo de país queremos construir en un lapso determinado. La generación del 80’ puede ser acusada y condenada por un montón de cosas que hizo, pero nadie podría dudar que pensó el país estratégicamente y le dio una posibilidad de crecimiento y de inversión, que puso a Argentina en un plano primordial. El último intento de pensar estratégicamente debe haber sido, sin dudas, el de Perón. En los dos momentos: 1849/1955, e incluso en 1973.


RECUADRO
Waldo Ansaldi es cordobés, emigrado en abril de 1976. Doctor en Historia, su formación se amplió a terrenos de la sociología histórica. Actualmente es investigador y docente de diversas universidades del país y el extranjero. Lleva publicados más de 100 artículos en distintos medios locales e internaciones y ha editado más de una decena de libros. Además, es un confeso hincha de Belgrano.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Del Frente de la Renovación Justicialista a Unión por Córdoba: El PJ y el afianzamiento en Córdoba del ‘catch all party’ y el Partido Profesional Elec

INTRODUCCIÓN
Intentaremos en este trabajo, en resumida síntesis, abordar la reciente historicidad electoral del Partido Justicialista en la provincia de Córdoba en el periodo comprendido entre 1987 –año en el que se presenta a elecciones bajo el rótulo de Frente de la Renovación Justicialista - hasta la última elección del 2 de septiembre de 2007, en donde participó amparado en la alianza Unión por Córdoba.
Concretamente, nos interesa identificar aquí la vinculación del Partido Justicialista -hoy partido líder de la coalición gobernante Unión por Córdoba desde 1998, con el acompañamiento oscilante de socios menores- con las tesis propuestas por Otto Kirchheimer acerca del partido ‘atrapatodo’ –o catch all party- y por Angelo Panebianco en sus ideas sobre el Partido Profesional Electoral.

De esta manera, se buscarán las coincidencias con los lineamientos teóricos expresados por los dos autores citados en conjunto con la vasta bibliografía sobre la temática. Pero por sobre todo, intentaremos reconocer en las prácticas electorales del PJ –en el periodo citado - el afianzamiento, el menos en la provincia, del nuevo tipo de partidos de carácter ‘atrapatodo’ o Profesional Electoral. Es decir, se buscará identificar en el Partido Justicialista de Córdoba la institución partidaria que asumió tempranamente y de modo más radical en Córdoba las prácticas electorales que poco tiempo después fueron utilizadas por los demás partidos políticos de la provincia .
Nos interesará, además, profundizar en la transformación del Partido Justicialista -de partido de masas a otro de corte ‘atrapatodo’ o profesional electoral- como así también desentrañar la naturaleza de sus alianzas e identificar, en esa práctica política, la esencia de su concepción partidaria. Y cómo esto derivó en la prácticamente inexistencia del Partido Justicialista como partido de masas inserto en la competencia electoral del sistema electoral argentino.

Para tal fin, nos centraremos, como se señaló, tanto en las herramientas analíticas propuestas por Otto Kirchheimer – el ‘catch all party’ como “partido de todo el mundo (que) dirige su atención hacia todo el electorado; (y que) sacrifica, por tanto, una penetración ideológica más profunda a una irradiación más amplia y a un éxito electoral más rápido” - y en las otorgadas por la conceptualización de Panebianco sobre los partidos ‘profesional electoral’ –como aquellos partidos caracterizados por el “menor peso de los militantes y de los aparatos y mayor incidencia de los ‘expertos’ y de los titulares de cargos públicos en los parlamentos y en los Ejecutivos, primacía de los grupos de interés, desidiolagización, pragmatismo (e) influencia de los medios audiovisuales” -.

Así, con estas vertientes teóricas y sosteniendo nuestro corpus empírico en breves fragmentos de discursos de campañas, declaraciones periodísticas y puntuales discursos políticos publicitarios, buscaremos reconocer en la reciente historicidad del Partido Justicialista de Córdoba la consolidación de una nueva tipología de partidos políticos en la provincia.

MARCO CONCEPTUAL Y TEÓRICO
Diferentes autores han conceptualizado la actualidad de la acción, funcionamiento y estructuración de los partidos políticos en las democracias modernas y occidentales. Con diferencias según los casos analizados y variaciones de matices en unos y otros autores, mayores han sido las coincidencias que las distintas vertientes teóricas han señalado a la hora de describir y analizar el rol y el papel socio-institucional de los partidos políticos.
Así, desde las tesis propuestas Otto Kirchheimer y su ‘catch all party’ y Angelo Panebianco y su Partido Profesional Electoral, varias han sido los agregados de corte teórico y empírico que fueron sumando mayores caracterizaciones a la situación actual de los partidos.
Como señala Andrés Malamud, “los nuevos partidos fueron definidos como electorales de masas, profesional-electorales o, en su caracterización más fuerte, como partidos escoba o atrapatodo, en función de su apelación a la sociedad en general por
encima de las divisiones de clase” .

En los años 60’, Kirchheimer enunció su teoría del partido ‘escoba’ o ‘atrapatodo’ -el ‘catch all party’-, en donde propuso una caracterización de los partidos políticos en el mundo desarrollado. Y si bien la contextualización propuesta por Kirchheimer –estados ampliamente realizados en su faz económica- ya ha sido considerada inapropiada para su aplicación en América Latina , sí valen sus tesis sobre la desideologización sufrida en los antiguos partidos de integración y la apertura temática de corte generalista de estos en términos de oferta electoral.
Concretamente, Kirchheimer señalaba que la nueva oferta electoral de los partidos –centrada en el mundo de los valores y en temas generales- rompía los límites existentes de la problemática particular sobre la que se interesaba históricamente cada partido y a partir de la cual, el partido se formaba a sí mismo-. La actual re-construcción de los partidos pasa a concentrarse ahora en principios compartidos por vastos sectores del electorado: desarrollo económico, defensa del orden público y la democracia, prioridad a la salud y educación publicas y otras opciones que no ofrecen oposición o discusión alguna y que medianamente son compartidas por bases amplias del electorado.

A esto, el autor alemán le sumaba una mayor apertura del partido a la influencia de nuevos grupos de interés –organizaciones de tipo social y económico principalmente- y la transformación absoluta de la antigua estructura del “partido de integración, nacido en una época de diferencias de clase más profundas y de estructuras confesionales más claramente reconocibles” en una corporación más volátil y de lazos débiles y maleables entre sus integrantes, marcada por la pérdida de peso político de sus afiliados (más concretamente, la casi desaparición del rol del militante de base) y la influencia creciente de un líder electoral.
Así, el partido se transforma en una institución de relaciones más débiles con quienes lo cimentaron en sus comienzos y genera sus intereses políticos en base a las demandas sociales de amplio aspectro que se expresan en una sociedad. De esta manera, el partido constituye su plataforma a partir de una media aproximada o un promedio de estas demandas.

Si bien estos partidos encuentran límites –tendencias que, en principio, pueden llegar a contrastar con sus base histórica- “los partidos superan estos obstáculos evitando tomar posiciones netas sobre problemas capaces de crear divisiones y conflictos en el interior del país y compiten por la conquista del poder político con plataformas electorales y sistemas de gestión del propio potencial político que no presentan substanciales diferencias con las de los otros partidos, sino que más bien son bastante similares entre sí” , señala Angelo Panebianco, el intelectual italiano que años después profundizó y agregó más elementos a la caracterización de Kirchheimer
Entre otros aspectos, Panebianco destaca la profesionalización de los partidos de masas, los cuales han sido reemplazados por los que él llama Partido Profesional Electoral. Así, señala que mientras en las antiguas estructuras partidarias la burocracia cumplía el rol principal de mantener los lazos que unían a adherentes/militantes y líderes, ahora son los profesionales o técnicos que pasan a cumplir el rol central en la dirección del partido.

Así, distinguiendo entre el Partido Burocrático de Masas y el Partido Profesional Electoral, Panebianco establece las diferencias que las nuevas transformaciones generan en las instituciones partidarias: Del electorado fiel al electorado de opinión, de la dirección colegiada a la dirección personificada y de la financiación por medio de las cuotas de adherentes y actividades secundarias a la financiación a través de los grupos de interés y del aporte estatal. También otorga un rango fundamental al cese de los fuertes rasgos ideológicos del Partido de Masas, ahora marcadamente desideologizados, y al traspaso de las áreas problemáticas en el Partido Profesional a manos de técnicos especializados de orden apolítico . Esto conlleva, entre otras consecuencias, al fin de la fidelidad absoluta del electorado con uno u otro partido político que históricamente ha representando sus intereses .

Así, tras sintetizar el marco conceptual desde el cual intentaremos, brevemente, analizar la reciente historicidad del Partido Justicialista en la provincia de Córdoba, enumeraremos puntuales hechos recientes que fueron conformando el afianzamiento de lo aquí expresado.

DEL FRENTE A LA UNIÓN
Hasta el 2 de septiembre de 2007, el Partido Justicialista de la provincia de Córdoba integró la alianza Unión por Córdoba, una coalición de partidos políticos formada en ocasión de las elecciones de carácter provincial del 20 de diciembre de 1998. Para tal comicio, la principal fuerza opositora de la provincia –hasta ese momento y desde la recuperación de la democracia, gobernada por la UCR-, liderada por el actual gobernador José Manuel de la Sota, estableció una alianza de tipo electoral con sectores minoritarios de variada línea ideológica, alianza que fue mutando –a excepción del liderazgo- a través de los años y las elecciones.

No obstante, pese a sus cambios en función de acuerdos electorales y otras variables de tipo, algo caracterizó al Partido Justicialista desde el momento en que mutó su imagen a partir de 1987: una mayor apertura del partido a la influencia de nuevos grupos de interés , algo que Panebianco define como esencial en el Partido Profesional Electoral.

No obstante, para entender este fenómeno inserto en los cambios estructurales que hubieron en el mundo Occidental durante las décadas del 80’ y 90’, vale repasar brevemente el pasado inmediato del Partido Justicialista y su vida electoral a partir de la apertura democrática de 1983.
El primer antecedente de la conformación de Unión por Córdoba –o más bien, de la ampliación de los límites ideológicos (o desideologización) y electorales del Partido Justicialista- estuvo dado en la campaña electoral para las elecciones provinciales de 1987 –segundas de carácter provincial desde la restauración democrática-. En aquella ocasión, el Partido Justicialista dejó de lado su insignia histórica –PJ- y mutó su nombre por el de Frente Justicialista de la Renovación. Con este Frente, el PJ de Córdoba hacía mención, claramente, al sector renovador dentro del gran partido de masas. Sector que integraba el líder y candidato a gobernador José Manuel de la Sota junto a otros jóvenes integrantes de la segunda y tercera generación del peronismo militante.

Esta apuesta de la autodenominada renovación justicialista –liderada a nivel nacional por el dirigente y ex funcionario de Perón, Antonio Cafiero, a su vez candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires- buscaba borrar un pasado reciente que relacionaba al partido de masas con el trágico final de su última gestión de gobierno en 1976. Y, más acá en tiempo, con la imagen devaluada que ofrecían de sí mismos los representantes de la burocracia sindical, hasta ese momento, dueños indiscutibles de la facción más poderosa del antiguo movimiento.
Como señala Hernán Vaca Narvaja, “en su campaña (para las elecciones de 1987), De la Sota –como se señaló, candidato a gobernador por el Frente- apostó decididamente a los sectores medios y abandonó el tradicional folklore partidario: sus actos políticos eran más propios de una concepción del Partido Demócrata en Estados Unidos que de un encuentro de peronistas” . Vale aquí recordar que, para Andrés Malamud, “las peculiaridades de este tipo de partidos (refiriéndose a los partidos atrapatodo) se observan más claramente en los Estados Unidos de América” . Por tanto, la analogía entre uno y otro no es fruto de la casualidad.

Así, a partir de la estrategia de ampliar las bases electorales mediante una oferta o plataforma política desvinculada de la identidad partidaria histórica del PJ, De la Sota sumó a lo anterior un dato inequívoco e inexcusable: la inclusión, en la lista para diputados nacionales, de un técnico extra partidario en un lugar expectante, con claras posibilidades de llegar al Congreso Nacional. La presencia de Domingo Cavallo –un economista formado en Harvard que había tenido pasos por la función pública durante gobiernos de facto-, impuesta por el mismo De la Sota (por entonces Presidente del PJ distrito Córdoba) generó el rechazo del justicialismo más ortodoxo. No obstante, esta jugada política conceptualizaba ya, en 1987 y en pleno apogeo democrático, la idea de Angelo Panebianco acerca del papel central de los profesionales y técnicos en el Partido Profesional Electoral por sobre el papel central de la Burocracia del Partido de Masas . Como recuerda el mismo Vaca Narvaja, “la reconversión partidaria impulsada por los renovadores comenzaba a despojar al peronismo de su viejo ropaje ideológico” . Cabe recordar que esa lista también estuvo integrada por Enrique Gastaldi, acaudalado productor agropecuario del Sur provincial –sector de la provincia de Córdoba que conserva un peso político económico destacable en el territorio- y la campaña contó con el asesoramiento de los empresarios fundadores de la Fundación Mediterránea y de hombres ligados a ámbitos académicos y religiosos.

No obstante estos indicios de transformación, la candidatura de José Manuel De la Sota bajo el sello de Frente de la Renovación Justicialista -sector interno que representaba el candidato, que, aún dentro de los límites partidarios, buscaba dar al anquilosado PJ, derrotado en las elecciones de 1983, nuevos aires generacionales y una revitalización ideológica de corte socialdemócrata- no fue suficiente. Estos comicios le fueron adversos por un acotado margen: poco más de 4 puntos porcentuales le dieron la victoria al candidato de la UCR .
Todo esto, ocurrido en 1987 y amparado bajo el paraguas de un frente más bien amplio en términos político ideológicos, no hizo más que anticipar otra transformación de carácter más estructural realizada cuatro años después por el mismo hombre: la composición de la Unión de Fuerzas Sociales, coalición también liderada por el PJ, a través de la cual De la Sota se presentó nuevamente como candidato a gobernador en 1991.
Tras sortear todas las trabas internas de su partido, el Partido Justicialista se transformó en la mencionada Unión de Fuerzas Sociales. Y para aquella ocasión, el candidato a gobernador señaló que “para ganarle al radicalismo, las listas tendrán más representantes de sectores sociales que dirigentes políticos” . Claramente, nuevamente la conceptualización realizada por Panebianco al señalar la influencia de diversos grupos de interés en el partido electoral profesional por sobre el rol del sujeto militante histórico era expresamente citada por el líder del partido. De igual modo, con esas palabras el candidato estaba asumiendo, al igual que 4 años antes, el rol preponderante que pasaban a tener ahora los técnicos desideologizados por sobre el sujeto político.

En la misma línea, durante la campaña electoral, el peronismo reconvertido dejó de lado las banderas históricas del movimiento de masas para fomentar, en términos de Kirchheimer, la igualación del electorado. Es decir, la Unión de Fuerzas Sociales apeló a la idea que señala que aún en diferentes capas sociales, económicas y culturales “existe una comunidad de intereses suficiente para apelar a todos ellos al mismo tiempo para fines estratégicos, (ya que) pequeñas diferencias pueden ser salvadas si se pone el acento especialmente en aquellos puntos del programa que favorecen a ambos” . El propio De la Sota, líder indiscutible de la coalición, hizo efectiva esta teorización: “Nuestra propuesta –decía el por entonces candidato - es un nuevo socialcapitalismo asentado en 4 principios morales: no mentir, no robar, trabajar y dar trabajo” . El pragmatismo, seña indisoluble del partido profesional electoral y la concentración de la oferta electoral en cuestiones de índole moral o ético estaban presente de modo explícito.

Luego, más adentrado en campaña, el mismo candidato señalaba en declaraciones periodísticas que “la gente ha demostrado que no quiere un tiempo radical ni un tiempo peronista, sino un tiempo cordobés” . Y como recuerda Vaca Narvaja, “la campaña electoral de la Unión de Fuerzas Sociales produjo una verdadera revolución comunicacional en Córdoba e introdujo las técnicas modernas del marketing político, hasta entonces ajenas a la actividad proselitista del país” . Los hechos descriptos pueden ser leídos, según palabras de Kirchheimer, como una clara muestra de la mutación de un partido de integración o de masas -el PJ- a una mera agencia electoral , cuya composición electoral era tan amplia como el espacio geográfico donde se desenvolvía. Asimismo, la influencia de los medios masivos y electrónicos en una campaña electoral, propia de la conceptualización ensayada por Panebianco, tenía su bautismo en la provincia de la mano de la alianza Unión de Fuerzas Sociales.

Por estas características, ya para entonces el Partido Justicialista, en el distrito Córdoba, y a 8 años de la llegada de la democracia, tomaba claramente la característica del partido electoralista que se dirige a todo el electorado de opinión. Esto, por sobre el partido de afiliación con fuertes lazos organizativos de tipo vertical, que se dirige a un electorado fiel -algo que por entonces sí representaba parcialmente y en algún aespecto el radicalismo, bajo la figura de Eduardo César Angeloz y su apelación constante a la fuerte identidad partidaria -.

Así y antes de ingresar en la conformación de Unión por Córdoba, una primera hipótesis puede ser dada por cierta: la prácticamente inexistente vida del Partido Justicialista en la provincia de Córdoba enmarcado en un genuino sistema de partidos. Pues, como señala Inés Pousadela “recién a partir de 1983 (Argentina) pasó a contar con un verdadero sistema de partidos” . Esto, debido a que “la dinámica de la competencia política nunca había llegado a ser aquella que caracterizaba a la llamada democracia de partidos. En otras palabras, si bien la Argentina contaba con la sociedad propia de dicha representación, así como son sus vehículos apropiados (…) la dinámica política nunca se terminó de corresponder con dicho modelo, por una falla sustantiva relativa a su carácter democrático liberal” .
Por tanto, la vida en tal sistema del Partido Justicialista como partido de masas, al menos en Córdoba –que es el caso que nos interesa-, fue exigua.

Así y todo, el ejercicio electoral realizado por el Partido Justicialista –bajo el nombre de Unión de Fuerzas Sociales-, con el derribo de las fronteras ideológicas que caracterizaron históricamente al partido y la apelación al ‘ser cordobés’ por encima de la tradición peronista del pueblo, no dieron sus frutos . Y el antiguo partido de masas debió esperar 8 años para incurrir nuevamente en una experiencia electoral que terminara confirmando las virtudes del nuevo juego político por sobre las tradicionales competencias electorales.

LA CONFORMACIÓN DE UNIÓN POR CÓRDOBA
Tras casi una década de ostracismo, en donde el PJ local volvió a perder una elección provincial en 1995 con la ausencia absoluta de De la Sota y la candidatura de un técnico extrapartidario, el líder histórico del peronismo en la provincia volvió a presentarse a elecciones en 1998, repitiendo la fórmula de las anteriores disputas electorales.
Ahora la experiencia pasó a llamarse Unión por Córdoba y convocó en el mismo espacio a las, hasta ese momento, dos principales fuerzas opositoras de la provincia: el PJ y la UCD, de clara estirpe liberal y alineada al gobierno nacional de entonces.
Además de estos socios mayoritarios, integró también Unión por Córdoba en las elecciones de diciembre de 1998 el partido de origen desarrollista APEC. Así, ampliando el abanico desde el progresismo económico hasta el liberalismo conservador, Unión por Córdoba hizo su bautismo de fuego respetando una regla de oro de los nuevos partidos de corte electoralista: el papel del partido de todo el mundo es hoy procurar el acuerdo, el consenso .

A esto le siguió una profusa campaña comunicacional que tuvo como eje proselitista una medida con una “absoluta primacía de las consideraciones tácticas a corto plazo” : una rebaja impositiva del 30% en toda la provincia. Ésta, más otras ofertas electores de corte genérico, remarcaron la fuerte desidiologización política que, en palabras de Kirchheimer, no significa más que privar a la ideología “de su puesto de centro motor en la fijación de objetivos políticos” . Más aún, si tenemos en cuenta que, como señala Abal Medina, la ideología es “la forma que tenemos de ver el mundo, un conjunto de ideas sobre como son y cómo deberían ser las sociedades”. Así pues, para la alianza Unión por Córdoba –integrada por peronistas reconvertidos, liberales conservadores y laxos desarrollistas- la visión sobre cómo debía ser la sociedad era clara: con 30% menos de impuestos.

Este fenómeno –acompañado por la desvalorización creciente del miembro individual y el esfuerzo por establecer lazos con diversos grupos de interés, aún con aquellos que habían sido enemigos históricos del partido- fue apuntado por Ricardo Gutiérrez en Desindicalización y cambio organizativo del peronismo , cuando señala que “a comienzos de 1988, luego de que los representantes de las 62 Organizaciones Peronistas y los dirigentes políticos ‘ortodoxos’ fueran desplazados de la conducción partidaria, se presentó una situación en la cual, por primera vez en su historia, el peronismo no era controlado ni por el líder carismático ni por el sector sindical, sino por una coalición de dirigentes políticos”.
Y esa reconversión, según Gutiérrez, “fue acompañada por una transformación del perfil doctrinario-prográmatico del partido”, que se vislumbra claramente en el continum histórico del Justicialismo en Córdoba desde 1987 a esta parte .

La elección del 20 de diciembre de 1998 demostró que la apuesta electoral del candidato José Manuel De la Sota tuvo, tras dos intentos frustrados, el resultado esperado. Después de 15 años de hegemonía radical y tras 25 años de no ganar una elección en la provincia, la coalición electoral Unión por Córdoba se quedó con el triunfo por una distancia de casi 10 puntos porcentuales por sobre el candidato de la UCR.
Apenas asumido el nuevo gobierno, no sólo se hizo efectiva la propuesta de orden técnico que prometía una rebaja impositiva, sino que se presentó ante la sociedad una ley de tipo estructural: La Ley del Nuevo Estado, impulsada por el flamante Ejecutivo, elaborada por técnicos de la ya citada Fundación Mediterránea y con la clara intensión de transformar la estructura estatal. La Ley tenía como pilares fundamentales la privatización de la banca pública y de la empresa de energía estatal y la concesión del juego de la provincia a manos privadas. Claramente, como señala César Tcach, “el cath all party latinoamericano (…) opera condicionado por la necesidad de respetar su regla configurativa número uno: evitar la sobrecarga de demandas al Estado” .

No obstante, frente al rechazo mayoritario que generó en la sociedad las privatizaciones de las empresas públicas –rechazo motorizado por las magras experiencias vividas a nivel nacional- el gobierno de José Manuel de la Sota hizo marcha atrás en sus intentos por pasar a manos privadas el Banco de Córdoba y la Empresa Provincial de Energía de Córdoba. Esto, debido a que, como el partido de carácter atrapatodo “se esfuerza por abarcar la parte más amplia posible del electorado” y como “su objetivo es llegar al gobierno y permanecer en él” , está sometido a múltiples limitaciones y a consideraciones tácticas cambiantes.

11 meses después, la coalición gobernante revalidó su título de fuerza mayoritaria de la provincia de Córdoba en las elecciones para elegir intendente de la capital provincial, ciudad gobernada desde 1983 por el radicalismo. En ocasión de la campaña electoral, la maquinaria publicitaria de Unión por Córdoba puso nuevamente en funcionamiento una estrategia similar a la llevada durante la campaña a gobernador y fue más lejos aún. Hizo explícito mediante su discurso publicitario el peso reinante de las demandas sociales y la elaboración de la plataforma política en base a éstas. Concretamente, la publicidad electoral que ‘ofrecía’ a Germán Kammerath como candidato a intendente –pese a que éste había asumido su cargo como vicegobernador hacía apenas 3 meses- decía, haciendo gala de la ‘dictadura de la opinión pública’ propia de estos procesos:
“La gente lo dice y Kammerath lo hará. Germán Kammerath llevó a cabo la Consulta al Ciudadano (…) Los más de 440 mil cordobeses que respondieron a la Consulta señalaron que el horario limitado de funcionamiento de los servicios públicos era el origen de la mayoría de sus problemas”, por lo que la principal propuesta electoral se reducía al slogan de campaña: “Córdoba 24 horas”.
Oferta sin identidad partidaria, promedio de las supuestas demandas sociales recabadas mediante encuestas de tipo cuantitativo, soluciones técnicas a problemas de índole político y ampliación exacerbada del hipotético electorado confluyeron en una sola campaña electoral: la de la acabada coalición electoral Unión por Córdoba.

Las campañas subsiguientes confirmaron la supremacía de Unión por Córdoba y la ampliación de su base electoral a partir de la suma de nuevos socios –la coalición electoral pasó de los tres socios iniciales a más de una decena de partidos de exigua vida electoral en septiembre de 2007 -. Incluso, este último hecho desdibujó por completo la ya desfigurada identidad partidaria que el peronismo había tenido hasta después de 1998.
No obstante, es válido remarcar que la estrategia electoral asumida por el Partido Justicialista fue, sobre todo a partir de las elecciones del año 2003, reproducida por buena parte de los otros espacios políticos competidores de la coalición. De tal modo, ya en los comicios de hace 4 años pueden identificarse similares propuestas electorales entre las distintas fuerzas. Por entonces, la mínima estrategia de diferenciación de Unión por Córdoba se basó en un slogan que amalgamaba por igual calidad y cantidad: “Para hacer más y hacerlo mejor”.
Cuatro años después, en ocasión de las elecciones a gobernador de 2007, por primera vez las tres principales fuerzas que pugnaban por el Ejecutivo provincial coincidieron en términos absolutos en sus propuestas de campaña: Educación, seguridad, salud y empleo. Lo que, en palabras de Kirchheimer, “pone al descubierto una debilidad”, ya que de esta forma, los partidos atrapatodo se exponen “a los mismos riesgos con que se enfrentan todos los productores de bienes de consumo: la competencia produce casi el mismo artículo” .
Tan similar fue el producto, que tras un denunciado supuesto fraude, Unión por Córdoba obtuvo su triunfo por tan solo 1 punto porcentual frente a su inmediato competidor: un descenso de un 14 % de votantes en comparación a la elección al mismo cargo de cuatro años antes. Sin más, el riesgo de ofrecer el mismo producto de la competencia.
































BIBLIOGRAFÍA GENERAL UTILIZADA:

Hernán Vaca Narvaja. El candidato. Biografía no autorizada de José Manuel de la Sota. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. Año 2001.

Otto Kirkeimer. El camino hacia el partido de todo el mundo. En Kart Lenk y Franz Neumann, Teoría y sociología críticas de los partidos políticos. Editorial Anagrama. Barcelona. Año 1980

Juan Abal Medina. Los partidos políticos: ¿un mal necesario? Capital Intelectual. Buenos Aires. 2004

César Tcach. En torno al ‘catch all party’ latinoamericano. En Los partidos y la transformación política de América Latina. Ediciones FLACSO. Chile. Año 1993.

César Tcach. Radicalismo y ‘catch all party’: del partido de masas al partido electoral. En revista Política y Gestión, volumen 4. Universidad Nacional de San Martín. Ed. Homo Sapiens. Rosario. Año 2003.

Angelo Panebianco. Modelos de partido. Alianza Editorial. Madrid. Año 1990.

Inés Pousadela. Los partidos políticos han muerto. ¡Larga vida a los partidos! En ¿Qué cambió en la política argentina? Isidoro Cheresky y Jean Michel Blanquer –compiladores-. Homo Sapiens ediciones. Rosario. Año 2004.

Ricardo Gutiérrez. Desindicalización y cambio organizativo del peronismo argentino. 1982 – 1995. En www.

Andrés Malamud. Partidos Políticos. En www.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

ROBERTO FERRERO

Córdoba pasada por la historia

Prolífico tanto de palabras como de libros publicados, el historiador Roberto Ferrero –considerado por muchos el mejor de la provincia-, traza una panorama sobre distintos hechos y personajes de la provincia.
Además, asume que su rol científico puede estar acompañado por su posición política y que ningún historiador es ‘objetivo’.

QUÉ SOMOS A LA LUZ DE LA HISTORIA
_De Córdoba se ha dicho de todo: clerical, conservadora, rebelde… Y mi duda es saber si desde los hechos históricos es posible interpretar la esencia de una sociedad.
_Pienso que es posible hacer un trazo grueso sobre la esencia de Córdoba, pero no entrar en detalles. De modo genérico, vos tenés observaciones sobre hechos históricos. Córdoba tiene una naturaleza dual, que ha visto mucha gente. La vio José Ingenieros cuando dijo que acá se juntaba la democracia ecuestre y el interior jerárquico y peronista. También Alfredo Orgaz habló de la bifacialidad de Córdoba: de Córdoba al Oeste es otro país: jerárquico, más hispánico. Y de Córdoba hacia el puerto, la pampa, la llanura, la libertad del gaucho. También Montserrat en un librito que se llamaba ‘Tradición y Modernidad’ y Alfredo Terzaga en artículos de ‘Todo es Historia’ dan esta visión. Y el último fue José María Aricó, que habló de Córdoba como una ciudad de fronteras, Córdoba entre el país litoral y país mediterráneo. Todos han dicho lo mismo: acá se chocan dos países, aquí termina la llanura agraria y empieza el país interior. Ahora se nota menos, pero hasta 1810 era neta la división: en Córdoba al Norte y al Oeste pesaba la sociedad que mantenía más la tradición hispánica, más clerical, más organizada jerárquicamente, donde las clases dominantes eran los terratenientes y los grandes comerciantes. Para el otro lado empezaba un país pastoril, con el gaucho vagando libremente, un país que quería ligarse al mercado mundial, especialmente Inglaterra, para vender sus ganados “y sus mieses” como diría Leopoldo Lugones. Y Córdoba, por ser el lugar de encuentro de estos países, tiene esta bifacilidad. Que da lugar a que sea tan cierto lo que decía Sarmiento –que era una ciudad clerical, conventual, llena de Iglesias y de cruces que se veían desde lejos cuando él venía desde Buenos Aires, como señalaba en el Facundo- y que también sea una ciudad que tiene la tradición del Deán Funes, que trajo de España toda la obra de los enciclopedistas, la reforma de los planes de estudio de la Universidad, la conquista del Cabildo en 1808 por su hermano Ambrosio, que representaba a los liberales contra el sector más tradicionalista de los Díaz y los Allende. También Brigadier Bustos, que instaló el juramento laico para el gobernador, ya en 1820 no se juraba ni por Dios ni por los santos evangelios. Además, estableció la junta popular de escuelas, trajo la imprenta que se habían llevado a Buenos Aires, permitió la impresión de varios periódicos en la misma imprenta –algunos en contra de él-. Es la tradición de la Reforma del 18, del Cordobazo. Esa es una. La otra es la vieja Universidad clerical. Esa tradición es curiosa porque se da incluso en los mismos matrimonios. Los liberales de Córdoba –Juárez Celman, Del Viso, Ambrosio Olmos- tenían esposas muy católicas, estaban casados por iglesia, pero ellos eran liberales en política. Eso hizo que en 1918 los muchachos reformistas fracasaran en la primera elección para elegir Rector. Llevaban como candidato a Enrique Martínez Paz, que era liberal y con él habían comprometido el voto de varios liberales. Y sorpresivamente salió elegido Antonio Nores, del riñón de la oligarquía. ¿Qué había pasado? El Arzobispado, a través de las mujeres, había influenciado en varios liberales que votaron finalmente por Nores. Hasta en esas cositas se ve la bifacialidad.

¿Y cómo ha influido esta bifacialidad, en palabras de Orgaz, en la idiosincrasia del cordobés?
Es difícil que lo veamos hoy como en aquella época. Podemos decir que los sectores populares son irreverentes, no clericales. En cambio, en un sector de las clases altas tradicionales se mantiene aún la militancia católica. Pero no creo que se dé en una misma familia. Aunque por ahí sale algún loco de la aristocracia, un Garzón Maceda, el mismo Deodoro Roca, pero en general hay cierta cohesión. Las clases medias son más modernas, más movedizas, producto de la industrialización y de la democratización del poder, la economía y la cultura gracias a Yrigoyen.

A LA LUZ DE LA REBELIÓN
_¿Cómo influye en este panorama las dos mayores gestas que tuvo Córdoba en el siglo pasado? Me refiero a la Reforma y al Cordobazo. ¿Dejan rastros pasado el tiempo o son eventuales para la identidad cordobesa?
_Yo conozco más de la Reforma. Y la tradición reformista, que era latinoaméricanista, antiimperialista y democrática, queda pervertida en el año ‘30 cuando se vuelve contra Yrigoyen, que la había hecho triunfar. Curiosamente los reformistas se volvieron anti yrigoyenistas. Y lo que los arruinó del todo fue la Segunda Guerra Mundial, donde abandonaron toda perspectiva latinoamericana y en lugar de plantear las disyuntivas de nación o colonia, los tipos quedaron embretados en una disyuntiva que nos era ajena: democracia o fascismo. Acá no era así, esa disyuntiva era falsa, porque la democracia significaba la defensa de los intereses de Estados Unidos e Inglaterra. Y fascistas había, pero no había fascismo. No había inversiones ni del imperialismo alemán ni del imperialismo italiano. En el año 30’ la Reforma abandonó todas sus tradiciones latinoamericanas y reformistas y quedó simplemente una cosa formal, ritual, para festejar el 15 de julio. Pero su contenido poco y nada tenía que ver.

_¿Y para aquel entonces el movimiento reformista seguía encabezado por Deodoro Roca?
_Es curioso, porque el papel de Deodoro Roca fue contradictorio: él encarnó la Reforma y después la vació. Una cosa parecida a la de Stalin: encarnó la revolución y después la contrarrevolución.

_De Stalin algo se sabe, ¿pero lo de Roca en qué contexto se explica?
_Simplemente por el hecho de que la Reforma era un movimiento de las clases medias. Todo esto hay que explicarlo en el curso de las primeras décadas del Siglo 20, con el surgimiento de las clases medias, que surgen en una estructura dominada por una elite conservadora, que si bien hasta 1890 había sido progresiva –porque la Generación del 80’ puso los 4 pilares fundamentales de la Argentina, que son: La capitalización de Buenos Aires, la Conquista del Desierto, la inmigración de masas y la secularización de las instituciones-, después se apoltrona. Y la Argentina del Centenario es una Argentina que se enriquece rápidamente y sobreviene una gran prosperidad en el litoral atlántico, que queda en manos de la oligarquía argentina. Y eso da lugar a una clase media artesanal, pequeño comercio, profesional, hijos de inmigrantes. Todo eso que San Martín llamó con asco el ‘aluvión zoológico’, viene a la Argentina y forma el embrión de la clase media. Y sus hijos son la primera generación argentina de clase media, que no se conforma con esa estructura de piedra de la Argentina oficial, sino que quiere participar política y económicamente. Y a medida que se va enriqueciendo aumenta sus pretensiones. En 1912, el Grito de Alcorta, la gran movilización agraria que logra mejorar las condiciones de la clase media arrendataria, es un paso. Y en 1916, con Yrigoyen, la clase media logra su acceso al poder. Sólo faltaba el acceso a la cultura: eso se logra en 1918. Y la presencia de la clase media pujando para que sus hijos entraran en las universidades se une al hecho de que la Reforma inmediatamente se desparrama por La Plata, Buenos Aires, Santa Fe, Rosario. En todas las universidades prende la Reforma Universitaria. Ahora bien, cuando la Reforma consigue sus objetivos, pierde su empuje. Porque la Reforma tenía dos componentes: uno de reivindicaciones posibles y otro utópico, latinoamericanista. Al concretarse el inmediato, la clase media se hace más conservadora con respecto a los objetivos inmediatos. Y lo latinoamericanista queda como una utopía para los días de celebración. Y la Reforma consigue sus principales objetivos en el 55’ al colaborar con la ‘Revolución Libertadora’, que les da el gobierno tripartito, la autonomía, la extensión, la cátedra por concursos. Ahí llegó al máximo. Tanto que la oposición queda en manos del integralismo. Muchos se dieron cuenta que la Reforma se había hecho conservadora y oficialista. Echaban agua al incendio. El Integralismo tomó sus fuentes mientras la Reforma vació su contenido. Recién en los ‘60 vuelve al origen.

_¿Tendrá que ver con ese mito popular que dice que uno a los 20 es incendiario y a los 60 bombero?
_No. Algunos a los 25 años ya son bomberos, mientras que San Martín, Bolivar, Marx o Lennin murieron pensando lo mismo. Yo no sé si esa será una verdad estadística, pero me parece que es más una auto justificación de los que abandonan sus ideas.

_¿Y alguno de los líderes se mantuvo en su cauce original? ¿Taborda, Orgaz, Bermann?
Ninguno. Hasta cierto punto es rescatable la figura de Saúl Taborda, que tomó otros caminos. Se salvó porque se ligó a gente como Scalabrini Ortiz, Jauretche. Cuando llega a viejo, en el 42’, 43’, se encuentra con Jauretche. En esa época FORJA logró hacerse de la dirección de la FUA, proclamó el neutralismo en Argentina, ni aliados ni nada. En el 39’ se hizo el pacto entre la Rusia Soviética y la Alemania nazi. Y eso da lugar a que los partidos comunistas dejen de hablar tanto contra Hitler y a favor del Imperialismo inglés y se vuelvan neutralistas y apoyan a la gente de FORJA, sobre todo en Buenos Aires y La Plata –acá eran muy pocos, Mario Roberto, legislador sabattinista y alguno más-. Y Taborda engancha con ellos, en cambio los otros son aliadófilos. Deodoro Roca llega a decir que las alas de Inglaterra representan la salvación de la libertad.

AMADEO
_ En esta charla ha nombrado más de una vez a Amadeo Sabattini, otro cordobés destacado. Y sobre todo, neutralista.
_Sí, neutralista, por eso fue llamado fascista por Bermann y por todos los reformistas, excepto Taborda. Los reformistas lo atacaron, pero Taborda no y aceptó un curioso puesto en la Dirección de Turismo, él era filósofo y pedagogo pero estuvo ahí. Y le pregunté a su hijo, Gabriel, y no sabía el porqué. Pero él apoyó a Sabattini y fue uno de los grandes creadores junto con Sobral, Montenegro y otros del Instituto Pedagógico y del Garzón Agulla durante el gobierno de Santiago H. del Castillo. Fue un modelo único en Argentina, el máximo orgullo del radicalismo sabatinista, que era yrigoyenista.

_Y volviendo a Sabattini, ¿cómo se podría caracterizar la época del radicalismo en Córdoba con Sabattini y Del Castillo a la cabeza?
_En dos palabras: progresista y antiimperialista –porque hay muchos antiimperialistas que son de derecha-. Sabattini unía esas dos vertientes muy interesantes, con lo cual él probaba que no siempre lo nacional era antidemocrático ni lo democrático antinacional. Él pudo unir eso: lo democrático, lo progresista con el espíritu nacional y antiimperialista. Defendió las riquezas de la provincia, declaró reserva del Estado las minas de Uranio de la provincia, cuando vino el contraalmirante Galíndez a verlo para que privatizara la energía eléctrica lo echó de su despacho. Era un tipo de muy buenas posiciones, junto a Del Castillo. Pero eran únicos, en todo el resto del país el radicalismo era alvearista. Acá en la ciudad tenía la oposición de Latella Frías, que siempre le ganaba en Capital. Fue un fenómeno interesante el de Sabattini, porque en las épocas en que las clases medias eran aliadófilas se daba una versión del radicalismo yrigoyenista nacionalista en Córdoba. ¿Qué pasaba? Él se apoyaba en la clase media gringa. Eran épocas del auge del fascismo. En la pampa gringa surgieron centros fascistas – San Francisco, Morteros, Villa María-, pero no porque fueras fascistas reaccionarios y te fueran a meter aceite de ricina, sino en el sentido del patriotismo italiano. Mussolini les hablaba de la recreación del Imperio, de la grandeza de Italia. Mussolini tenía una oratoria extraordinaria –igual que Perón, que le copió cuando estuvo allá-. Y Sabattini era de origen italiano y presentaba un panorama anti inglés y anti yanqui y entonces esta gente, por otros motivos, se constituye en su base electoral. Esa es la explicación del fenómeno nacionalista de Sabattini. Duró poco, ya que en el 55’ pierde el control de su propio partido a manos del ala liberal.

_También Sabattini fue criticado por haber sido condecorado por Mussolini.
_Sí, fue condecorado, porque Sabattini y Yadarola colaboraron con sus anillos de oro en la colecta para mandar dinero a Mussolini. Ojo, también hay que tener en cuenta otras cosas: no es lo mismo lo que se conocía de Mussolini y de Hitler en ese momento que lo que se conoció después cuando se abrieron las tumbas colectivas. Y de Mussolini mucho menos, porque es una especie de fascismo atemperado. Imaginate que Benedetto Crocce, que era el jefe del ala liberal, vivió en su casa tranquilamente siendo opositor al régimen. Nunca lo molestaron. Las leyes antisemitas se dictaron recién en 1938 por presión de Hitler y casi nunca se aplicaron. En general, el pueblo católico protegía al judío. Mussolini, en una entrevista que le hacen en el 36’, dice que tiene 17 generales judíos en el Ejército. No hubo cámaras de gas y al final no pasó de echarlos de los puestos públicos.

_Y volviendo a Sabattini, ¿qué quedó de ese sabattinismo en el radicalismo posterior?
_Nada. Sólo quedó Ernesto Aracena, que fue candidato al Tribunal de Cuentas de Mestre(h). Tiene un grupito que se llama Movimiento Yrigoyenista, y el tío de él, en la época de Angeloz, siempre amenazaba con ir a internas. Y entonces Angeloz, para evitar todo el gasto, le decía: “Bueno ‘Caimán’, ¿qué querés ser?”. “Y bueno –respondía él- diputado provincial…”. Y le daba el último lugar de los que podían entrar. Eso es todo lo que queda. La tradición sabattinista murió.

EL PODER Y LOS INTELECTUALES
_En Filosofía y Nación, José Pablo Feinmann dice que el mayor desencuentro del Siglo XIX fue de Alberdi y Rosas, ya que cada uno representaba el complemento del otro. En sus escritos, intuyo un paralelismo con esta idea: que el mayor desencuentro en Córdoba durante el Siglo pasado fue entre el peronismo y los reformistas.
_Claro, es una continuación del divorcio que marca Feinmann. Pero la generación de Alberdi y del Salón de Echeverría se acercó a Rosas y trataron de establecer una especie de despotismo ilustrado, donde Rosas fuera el ejecutor y ellos proporcionaban las ideas de modernización. Pero Rosas les falló, representaba la oligarquía más rancia y dura. Mucho después, Alberdi hizo una monografía sobre la unidad de América Latina y ahí ensalzaba a Rosas por su resistencia al bloqueo –hecho por el cual San Martín le dio el sable-. El divorcio entre la ‘intelligentzia’ y el movimiento popular es muy típico de Argentina y no se da en otros países. En Perú o Bolivia la inteligencia se ha unido a las clases populares, pero acá llevamos esa maldita cruz durante décadas. Los movimientos populares son pobres en intelectualidad. ¿Quién había en el Yrigoyenismo? Borges, que después se arrepintió, Laclau padre. Nadie más.

Más acá en el tiempo, pienso en los hermanos David e Ismael Viñas y su acercamiento al frondicismo, con el que duraron poco.
Sí, pero no se si puede hablar del frondicismo como un ala radical, porque se apartó pronto, se ligó a otra nueva orientación, la de Frigerio – ex PC- , quien proporcionaba una visión del desarrollo argentino que se basaba en la visión soviética de la coexistencia pacífica. Frondizi abandonó el Programa de Avellaneda, un programa antiimperialista que no podría haber aplicado porque estaba cercado por el Ejército gorila del 55’. Se lo confesó a Félix Luna. Cuando éste le preguntó cuál había sido su mayor error, Frondizi dijo que haber ganado las elecciones y haberse hecho cargo del poder en el 58’. No estaban dadas las condiciones para que él pudiera llevar adelante ese proyecto y tomó un atajo a través del proyecto que le proporcionó Frigerio, el desarrollo del país con ayuda de las inversiones imperialistas. Frigerio decía que la coexistencia pacífica había hecho desaparecer el peligro de una guerra atómica y que entonces la Unión Soviética y Estados Unidos iban a competir en el plano económico. Y que Estados Unidos, por temor a que pasara lo mismo que en Egipto, donde la URSS financiaba el desarrollo, por temor a ello, ellos nos iban a ayudar. Y fundaron muchas esperanzas en la Alianza para el Progreso y los créditos oficiales. Es difícil establecerlo como una variente del radicalismo.

_Bien, pero volviendo a la nunca realizada alianza entre la clase dirigente argentina y la clase intelectual y tratando de buscar mayores ejemplos, quizás el último encuentro haya sido entre el alfonsinismo y el grupo de Juan Carlos Portantiero y el famoso discurso de Parque Norte.
_Sí, se alió con Portantiero y Aricó (José María) y les entregó el Conicet y la UBA. Pero más de eso no pasó. Además fue una alianza ‘descafeinada’, porque Alfonsín, después del Juicio a las Juntas, aceptó la dependencia del país tal como estaba, sometido al imperialismo. El no se propuso cambiar las relaciones de fuerza, simplemente las aceptó y estableció una democracia dependiente, semi colonial. El posibilismo. Es difícil juzgar si se podía hacer algo o no. Por ahí uno dice que se capituló, pero habría que ver sino no fueron realistas y las condiciones no daban para otra cosa. Quizás hubiera sido posible mantener las tradiciones a nivel teórico, pero a nivel operativo no sé.

LOS NUEVOS EN LA HISTORIA
_Mucho se ha dicho ya de la fiebre neo revisionista en Argentina. ¿Cuál es su opinión?
_Los neo revisionistas no hacen más que repetir las cosas de Jauretche y Jorge Abelardo Ramos. No han descubierto nada, sólo que tienen más olfato para el mercado. Y nada más. Las cosas que dice Pigna ya han sido dichas.

_¿Y a que se debe el furor social por volverse a la historia? ¿Se explica sólo desde el mercado?
_No, hay un interés genuino de la gente. Y el abordaje que hacen ahora es más sencillo que en las épocas más ideologizadas de Ramos o Scalabrini Ortiz. Es más fácil para la gente. Luis Alberto Romero, que lo encara desde el academicismo, lo ve despreciativamente como ‘revisionismo de mercado’. Yo no lo veo tan mal, hay que ver el efecto positivo: ayuda a la gente a reinteresarse por la historia. Y sino conocés la historia, estás frito. A muchos le han adjudicado esta idea de que el que no conoce la historia está obligado a repetirla. Pero es cierto. Y esta gente, estos neo revisionistas, hacen una obra positiva, más allá que ellos lo materialicen en forma inadecuada. Como esta serie que ha hecho Pigna con Pergolini. Tendría que haber buscado un tipo más serio… no es un interlocutor válido, Pergolini no sabe preguntar y no tiene conocimiento.

_¿Y qué pasa en Córdoba con el neorevisionismo? ¿Aquí también fue todo dicho?
_No, nunca está todo dicho. Siempre se pueden encarar las cosas desde otro punto de vista. Lo que pasa que en Córdoba no hay neorevisionistas, yo soy el único. Por eso cuando quieren alguna cosa novedosa me invitan. Y los demás se dividen en dos ramas: los tradicionalistas –que tienen el discurso de siempre: Belgrano, San Martín, una historia escolar- y por otro lado los posmodernistas, que se caracterizan por investigar un periodo corto. Por ejemplo, están en contra de los ‘grandes discursos’. Están a favor de una historia más corta, cuestión que no sólo se explica como una cuestión ideológica: son financiados por Conicet o Clacso u otra institución. Y se les exige producción. Y así, periódicamente emiten un librito de muy poca utilidad. Por ejemplo: ‘Los liberales de Córdoba de 1873 a 1875’ o ‘La historia del pájaro carpintero en Traslasierras entre 1905 a 1907’. Saben mucho, pero es un corte hecho con dos cuchillos. Y se leen entre ellos, la gente no los lee. Sólo sirven para justificar la beca. Son investigadores, no historiadores. Y no producen para el común de los mortales. Hay que tener una visión, una perspectiva para atrás y para delante. Es mi idea, la de un historiador hecho a poncho.

LA CIENCIA Y LAS POSICIONES
_Una de las cuestiones que más se destacan en los historiadores academicistas, formados con métodos rigurosos de la historia, es esta búsqueda de neutralidad valorativa. Esa idea de pretender ser un observador externo, como si fuera posible. Eso en su caso no pasa.
_En mi caso no pasa. Yo pertenezco a la escuela de Jauretche y Jorge Abelardo Ramos. Esa es la mía. Yo lo digo y los cito. No creo que exista la neutralidad absoluta. Lo que existe es la honradez. No se debe deformar fechas, pero la objetividad desaparece en el momento mismo en que vos seleccionas un hecho. Si vos considerás importante un hecho y otro no, ya hacés una selección. Si vos dedicás, como don Efraín Bischoff, un párrafo así de pequeño a los reformistas del año ‘18 y en cambio otro así de grande al gobierno conservador de Rafael Núñez, vos no sos objetivo, ya has hecho una valoración. U otros autores que suprimen hechos, algo que es muy deshonesto. Vos podés decir: ‘Tal era un h… de p…’, pero no lo podés ningunear y hacerlo desaparecer de la historia. Eso es stalinista.

_Usted integra la Junta de Historia de la Provincia. ¿Cómo es ahí la relación entre los historiadores?
_En la Junta de Historia no hay discusión. Es más bien de orden administrativo. El gobierno pide un informe sobre un escudo para la localidad de Luque y entonces alguien dictamina cómo debe ser: una rueda y una espiga… Alguien lee una comunicación. Pero no hay discusiones sobre líneas históricas. Toda gente muy educada, muy tolerante entre ellos. Cada uno sabe lo que piensa el otro y no hay peleas.

_Por lo tanto, es muy aburrido…
_Sí, es bastante aburrido.

_¿Y por qué sigue?
_Estoy por inercia. Voy poco, dos o tres reuniones al año.

_ ¿Y cuál es la función concreta de la Junta?
_Es un organismo paraestatal, elige sus propios miembros por votación secreta. Y la función es asesorar al gobierno, organizar congresos y después editar grandes tomos. Pero no hay funciones investigativas. Somos 24. Y somos amigos todos. Hay buen trato.

_Una cuestión obvia es la relación inexorable entre los historiadores el pasado. ¿Pero cuál es la vinculación del historiador con el presente? ¿El historiador tiene que esperar que el tiempo pase o puede pararse en el presente?
_Eso depende de la actitud política. Yo siempre he actuado políticamente. Acá organizamos el partido de Jorge Abelardo Ramos. Y hay otros que nos. Bustos Argañaraz, que también está en la Junta, ha sido de la UCD. No es ni mejor ni peor una posición u otra. Pero no es obligatorio dejar pasar los años. Es bueno dejarlos pasar, no desde el punto de vista político, sino por la perspectiva y la documentación. Sino se cae en el periodismo.

RECUADRO
ANIMARSE AL COLORADO
_ Hoy usted debe ser el único intelectual que se anima a citar a Jorge Abelardo Ramos, después de la reconversión de este dirigente de izquierda hacia el menemismo al final de su vida.
_Ha habido una diáspora de la izquierda nacional. Algunos abandonaron la militancia, muchos quedamos en la misma y otros se hicieron menemistas, funcionarios y ahí están… llenando nichos e poder. Y nosotros nos quedamos con el Abelardo hasta el año ‘89. Ya se ha dicho que “lo que la pluma ha escrito no lo borra el hacha”. Ha habido una larga discusión de por qué lo hizo, si fue biológica, si dejó de creer en las masas, que estaba muy viejo y no tenías más fuerzas. Yo creo que fue una mezcla de todas. Hoy da más lástima. Al principio nos indignó, pero con los años veo que el aporte de él fue fundamental.


RECUADRO
ALGUNAS DE SUS OBRAS
Abogado, autodidacta en Historia, Roberto Ferrero lleva más de dos decenas de libros publicados. Estos son algunos de sus títulos.

La mala vida en Córdoba.
Topografía curiosa en Córdoba.
Saúl Taborda (de la Reforma Universitaria a las Revolución Nacional).
El Navarrazo y la caída del gobierno de Obregón Cano.
Breve historia de Córdoba.
Historia crítica del Movimiento estudiantil en Córdoba (1918-1943).
Personajes y cuestiones de la Córdoba latinoamericana.
Leopoldo Lugones en San Francisco.
Historia, nación y cultura.