viernes, 8 de junio de 2007

NORMA MORANDINI

“Mi militancia es el periodismo”

Antes de tener en mente ser Diputada Nacional, pero sí convencida de su reciente vuelta a Córdoba allá por 2004, Norma Morandini brindó esta entrevista a La Orilla.
El estado actual del país y la profesión, la situación de la mujer y la Córdoba que atrasa y adelanta a la vez, bajo la visión de esta ex corresponsal de Cambio 16 y de O’Globo.

“CREO QUE ES EL PRIMER PASO DEL RESTO DE NUESTRAS VIDAS”
• ¿Cuál es la lectura que puede hacer de la situación actual, contextualizada en los últimos 30 años?
• Me parece que desde 1983, la gente ha votado contra el pasado, que ese cajoncito de Herminio Iglesias fue el detonante. Fijate en España ahora, la gente ha votado contra la mentira, contra la violencia. No vota socialistas o contra el PP, esa es una miserabilidad de los partidos que se apropian de sentimientos colectivos, porque claro, la democracia es aquella cosa que decía Borges, “un abuso de las estadísticas” y esto puede parecer cínico. Pero cuando pasa una cosa como en España, salen todos codo a codo y somos más de dos. Han roto la ficción sobre la que se sustenta la sociedad de mercado, la iniciativa privada, la competencia, que en realidad se están resquebrajando. Y sabemos que este es un trabajo grupal, lo que en política se llama compañero y en la religión hermano. Sino vamos con el otro, no vamos a destino.
• Y en ese sentido, ¿encuentra un significado especial en Argentina por lo sucedido a partir de diciembre de 2001?
• Me parece que el radicalismo se apropió de un triunfo –el de 1983- y después todos los partidos se apropiaron de la democracia; y como no había ciudadanía, la gente dejó hacer y quedó reducida al voto y al chantaje del “caos o nosotros”. Eso creo que se rompió en diciembre de 2001. Y en este país que nace comenzamos a crear ciudadanía. Por primera vez se habla de democracia y no como demagogia sino como sentido, hay una idea fuerte de que tiene que haber ciudadanía, antes éramos sólo consumidores. Y sobre todo porque la generación de ustedes rompen con el pasado, son una generación que nació y se educó en democracia. Y que tiene que hacer un esfuerzo de imaginación para entender qué fue aquella Argentina intolerante en las que nos peleábamos unos contra otros. Por eso creo que es muy interesante lo que pasa. Está todo por hacerse. Creo que es el primer paso del resto de nuestras vidas.
• No obstante, hay vicios y estructuras que perduran…
• Creo que hay que comenzar a democratizar la sociedad. Si uno escarba, hasta los sindicatos se han apropiado de las reinvindicaciones laborales. Y en la medida que la gente participe, todo eso que está enquistado se irá terminando. Hay un proceso de sinceramiento fantástico. Yo ingenuamente creía que los sindicatos defendían a los trabajadores y ahora sabemos que más de una vez se defienden empleos, no el trabajo o ideas superiores. Eso creo que se ha fracturado y es un trabajo a largo plazo. El otro día analizaba el discurso de los políticos, y uno ve que aún no tienen incorporado el periodismo como derecho, ellos lo ven aún como si fuera un apostolado. No han internalizado que la información no es una concesión que nos dan, sino un derecho que tiene la sociedad. A mí me obsesionan las palabras y observo cómo, aún los que van de progresistas, tienen muy contaminado el lenguaje. El periodismo es un derecho y eso hay que tenerlo en claro.

“LA GENTE CREE QUE MIRTHA LEGRAN ES PERIODISTA”
• ¿Y a qué estructuras de pensamiento responde lo anterior?.
• A la cultura autoritaria. Está el ejemplo del debate que se está dando recién ahora, entre el derecho a la privacidad y la televisión basura. Yo no quiero señalar con el dedo que éste es un cretino y éste un mercader, pero sí quiero advertirle a la opinión pública que tiene que discernir entre quién es periodista y quién no. El derecho a la privacidad es previo a la libertad de expresión y hay que volver al ABC de lo que es información y lo que no es. Tiene que haber debate. El viernes pasado me llamó Mauro Viale para que vaya a su programa. Y no voy a ir, yo peleo a favor o en contra de ideas, y no voy a ir hacer exactamente lo que estoy denunciando.
• ¿No es bueno aprovechar los espacios que deja el ‘enemigo’?.
• Yo no creo en la idea de espacios. Él es quien aprovecha el espacio. Además, no creo que él sea quien tenga que promover el debate si está sentado en el banquillo de los acusados. Él no es periodista, es un showman, se rige con los mismos códigos del espectáculo. Y no creo que deba estar por estar. Eso lo hacen los políticos, porque necesitan votos, pero en el periodismo lo único que se tiene es la credibilidad, y cuando se pasa del otro lado del mostrador es muy difícil volver. Hay que comenzar a trabajar con los conceptos, porque la gente confunde que cualquier persona con micrófono es periodista, la gente cree que Mirtha Legrand es periodista.
• Y cómo explica su caso particular, al haber podido ingresar a los medios y permanecer sin imitar el estilo ‘Mirtha Legrand’.
• Porque vine de la mano no de un marido o de un padre, pero sí de una revista que era muy respetada. Hablo de cuando era corresponsal de Cambio 16, una de las 10 primeras del mundo, cuando regresé a Argentina. Entonces vine a hacer la cobertura del Juicio a las Juntas, también para el diario O’Globo de Brasil. Y eso me dio una protección que no hubiera tenido de otra forma. Eso lo tengo clarísimo. Tanto es así que periodistas respetados en la radio leían mis artículos y después se quedaban hablando de mis ojos. Y contra ese prejuicio masculino debí pelear. Cuando iba a televisión me pedían que sonriera, ¿por qué iba a sonreír si no tenías ganas? Y así la gente me hizo dura, y no lo soy. Pero tampoco soy actriz. Por suerte, ahora me protegen los años, pero por eso creo que uno debe hablar por los más jóvenes. Hay que democratizar la televisión y buscar que las chicas no caigan en la tentación de ir al modelo ‘Susana Giménez’.
• Su experiencia demuestra que en el extranjero la situación es distinta.
• Seguro, en los países que se ha pasado del autoritarismo a la democracia, como son Portugal, Brasil y España, que son los países que yo conozco bien, han surgido modelos de mujeres periodistas que aquí todavía no aparecen. No quiero ser injusta, está llena de mujeres competentes, pero después la presión del medio, y hablo de la televisión, no permite que haya una mujer como Lanata ¿Te imaginas una gorda que fume en cámara?. Mirá lo han hecho con Lilita Carrió. Un hombre que reclama tiene coraje, una mujer es una histérica. En una reunión del Partido Socialista, a Alicia Moreau de Justo, alguien le gritó: “A vos le que te hace falta es una buena…”.Hoy difícilmente alguien se anime a decirlo en voz alta, pero en las redacciones se sigue pensando así.

PERIODISTA Y CIUDADANA
• ¿Como fue cubrir el Juicio a las Juntas en donde, por sus historia personal, tenía intereses claros?.
• A mí se me confunde la vida profesional con la personal -piensa largo rato-. Por ejemplo, en la revista en la que yo trabajé, nunca propuse un tema de Derechos Humanos, por pudor por mis hermanos desaparecidos. Yo fui contratada por periodista y no por tener hermanos desaparecidos. En O’Globo, el diario más importante de Brasil, del establishment, utilizaron el Juicio a las Juntas para enviar un recado a sus militares. Todos los días yo estaba abriendo en primera plana. Yo sentía como argentina pero tenía que escribir como española. Tenía que explicar todo lo que a mí me resultaba sencillo entender como argentina. Creo que el límite siempre es el lector, en el periodismo el límite es el otro. El haber vivido en sociedades democráticas me hizo valorar lo que es la cultura democrática, el respeto al otro. Vengo de una generación muy intolerante y que no fue democrática, no hay nadie que pueda decir que haya sido democrático, ni en el radicalismo ni en el peronismo. Alfonsín nos chantajeaba a los periodistas diciendo que si denunciábamos le estábamos sacando espacios a la democracia, en esa tensión hemos ido viviendo. Y hoy sé que la democracia es algo vivo y que gracias a esa tensión hemos ido todos creciendo.
• Y en esta democracia un tanto disfrazada, ¿cómo ha manejado sus relaciones con el poder en todo estos años de profesión?.
• He sido muy independiente y eso lo estoy disfrutando mucho ahora. Nunca me ofrecieron un sobre, nunca. Me protegió la inocencia, no sabía que había gente que recibía. Creo en la ética personal. Es probable que yo me haya beneficiado de ejercer el periodismo en libertad al haber estrenado en España una transición en donde los medios fueron fundamentales. Lo primero que me hicieron firmar fue un compromiso con la democracia.
• Particularmente, tengo la visión que, actualmente, el periodista en los grandes medios es un individuo subsumido dentro de una gran empresa.
• Yo no sé si está subsumido, es el mismo periodista que cree que debe hacer eso porque la empresa lo espera de él (ver recuadro). La elección ética la hacés en cada momento y es personal Uno no pelea con una empresa. Yo no soy Clarín, jamás voy a influir en lo que Clarín haga como empresa y en su política de empresa. Pero eso no me impide a mí ser un persona absolutamente honesta en lo que escribo. Yo no me censuro y soy absolutamente libre en mi trabajo. Yo digo todo lo que yo pienso. No escribo para agradar ni escribo para castigar, pero no deslindo al periodista de la persona. Yo no creo que tenga que deslindarme de mi condición de ciudadano. Todos los días uno debe hacer una elección ética.
• A partir de diciembre de 2001 integró algunos movimientos que sintetizaban el espíritu de esos días, ¿qué hace a una profesional buscar estos espacios?
• Me pasó lo mismo que a todos, y ahí surgió la ciudadana. Pero tengo en claro que mi militancia es el periodismo. Y mi militancia es una militancia de ciudadanía en pos de defender los Derechos Humanos y contribuir a que en mi país haya una cultura del Derecho. Cuando reclamo, lo hago como ciudadana, no voy por la vida como periodista. No me preocupa que me digan moralista, lo soy, soy humanista, me interesa el ser humano. Pero no me sirvo del periodismo ni voy por la vida de periodista.

¿CORDOBA VA?
• Desde su reciente llegada a Córdoba, imagino que habrá analizado la situación del periodismo en la provincia.
• No, me pasa al revés. Me vine emocionada, con una cosa idealizada, tengo una gran curiosidad sobre el quién es quién. No obstante, me ha sorprendido que exista una jueza que haya hecho esa cosa ridícula contra los anticonceptivos. Esa es la Córdoba que me deja perpleja, una Córdoba que tiene un canal de la Universidad que hoy no sólo no la expresa sino que expresa todo lo que está enfrentado a la Universidad.
• Juan Carlos Maqueda dijo que Córdoba es una ‘Catamarca Ilustrada’.
• Es una frase de impacto. Me parece que sobrevive una Córdoba clerical. Y me impresiona la Córdoba a contramano, cuando el país se sacó de encima al menemismo, acá se vota a Menem. Yo creo que Córdoba es una provincia en la que se ejerce prensa independiente, lo que no quiere decir que no sobreviva, como feudo, la injerencia del poder político en el periodismo. La tensión se va ir resolviendo en la medida que la sociedad se dinamice y, sobre todo, en la medida que surjan otros medios. Lo único que permite garantizar el ejercicio de la libertad es que haya pluralidad informativa.
• Que en Córdoba no hay.
• No, no hay. Y así sobrevive este pensamiento feudal caracterizado con Catamarca, pero a su vez también surgen medios como éste. A mí Córdoba me sorprende en la ciudadanía, me parece que hay un movimiento interesante que expresa ciudadanía, demostrado en la cantidad de organizaciones sociales que hay. Y es un buen síntoma.
• Eduardo Bocco, jefe de política de La Voz del Interior, me dijo en una oportunidad que durante su época de estudiante vivió vociferando contra el diario, pero que de adentro las cosas son distintas, ¿usted lo vivió así también?.
• Los medios tienen intereses económicos que no siempre tienen que ver con el quehacer periodístico. Uno aprende a bajar el dedito acusador. Creo que hoy tengo una mirada mucho menos odiosa, sigo peleando a favor de ideas y valores, pero no me peleo más con las personas. Las redacciones están llenas de gente honesta que está condicionada por la modificación que está sufriendo el periodismo: la concentración monopólica y la precarización del trabajo. No acepto que se haga del periodista un victimario. El médico que hoy trabaja para una corporación privada está obligado a ver al cliente, no al paciente. Y ese profesional también tiene una tensión en su actividad. Y esto es la vida. Y creo que en la vida hay que tener patrones éticos. He cambiado, pero en la eficacia del periodismo, he aprendido a comunicar, y ese es el gran desafío de un intelectual. Se puede ser perfectamente honesto en el trabajo de periodista, pero no me engaño sobre la naturaleza que tienen los medios en la sociedad capitalista de hoy.


XXXXX RECUADRO XXXXXX
ANECDOTARIO DE NORMA
“Cuando vino el Papa a Chile, en el 86’, fui como enviada del diario en el que trabajaba. En un momento, el Papa comenzó a arengar a los jóvenes que estaban presentes allí en el Estadio Nacional, que había sido utilizado como campo de detención de Pinochet. Y el Papa, utilizando esa cosa histriónica, comenzó a decir:
_“Verdad que condenáis el poder del consumo”. “Sí”, gritaban los jóvenes,:
_“Verdad que condenáis el poder la de la mentira”. “Sí”, otra vez;
_”Verdad que condenáis el poder de la lujuria”. Otra vez el sí, y a la cuarta dijo:
_“Verdad que condenáis el sexo y el placer” y los jóvenes gritaron rotundamente “¡NO!”. Todos los diarios serios del mundo comenzamos con esto. Ésa era la noticia. El diario en el que trabajaba hizo una editorial titulada “Papa más preocupado en el sexo que en la violación de los Derechos Hhumanos.” Y ningún diario argentino publicó eso. Recuerdo que discutí mucho con la enviada de Clarín, y le decía que ella no sé podía pelear con la información, en el deber ser periodístico está la obligación de no pelearse con la realidad”.

1 comentario:

Lilia Muñoz dijo...

Sra. Morandini, el mayor de mis respetos.
Solo pido difundir todo lo posible el dramático (y CASI SILENCIOSO... CASI TÍMIDO... DÉBIL) pedido de la comunidad Qom ante otro crímen más que se ensaña con sus niños, jóvenes, mujeres... esta niña se llamaba Juana Gómez pero ya sufrió su martirio ¿cuántos niños más lo tendrán que sufrir?
http://www.lahaine.org/index.php?blog=5&p=42634